Estamos llamados a marcar la diferencia donde quiera que nos encontremos |
Fernando Alexis Jiménez
Marcar la diferencia. Una frase corta pero
impactante. Léala de nuevo por favor. Ahora, ubicado frente a esas pocas
palabras, pregúntese: ¿Estoy marcando la diferencia allí donde me desenvuelvo?
¿Qué tal en el primer círculo de influencia que usted tiene, su familia?¿Está
impactando a su cónyuge con sus acciones o por el contrario, está minando la
relación de pareja con su mal comportamiento?¿Está edificando hijos vencedores
en medio de una sociedad en crisis? Y, ¡qué tal el lugar de trabajo! ¿Es usted
de los mejores empleados o, por el contrario, el tipo de compañeros que todos
quieren evitar?
Plegarnos
a la rutina, a lo que hace la mayoría, dejarnos arrastrar por lo que hacen
todos sin pensar por qué o para qué, es un grave error. Puedo asegurarle que
esas personas, al término de sus vidas, descubrirán que su existencia jamás
tuvo propósito. Vivieron simplemente por vivir, en otras palabras, sobrevivieron.
Comparto
con usted el ejemplo de Noé. La sociedad en la que se desenvolvía, no era
fácil, en absoluto: “Luego los seres humanos comenzaron a
multiplicarse sobre la tierra, y les nacieron hijas. Los hijos de Dios vieron a las
hermosas mujeres y tomaron como esposas
a todas las que quisieron. Entonces el Señor dijo: «Mi Espíritu no tolerará a
los humanos durante mucho tiempo, porque solo son carne mortal. En el futuro,
la duración de la vida no pasará de ciento veinte años».”(Génesis 6:1-3. NTV)
El
mundo que habitaba el buen Noé no es tan diferente del nuestro donde priman la
falta de valores, el desamor, la inmoralidad y la insensibilidad del género
humano. Incluso, relata el autor bíblico que: “El Señor vio la magnitud de la maldad humana en
la tierra y que todo lo que la gente pensaba o imaginaba era siempre y
totalmente malo.”(Génesis 6:5. NTV)
En
una situación así, quien marcó la diferencia, fue Noé. Sobresalía por encima
del común justo porque su vida estaba gobernada por principios y valores, los
que Dios apreció bastante: “Pero Noé
encontró favor delante del Señor.”(Génesis 6:8. NTV) Le invito para que
considere a Noé: ¿Cómo sería en su condición de esposo? Si estuviera empleado
en una fábrica, ¿cuál sería el nivel de desempeño de Noé? Imagine a Noé
conduciendo en una autopista—simplemente haga ese ejercicio—y alguien le
atraviesa un auto, ¿cómo reaccionaría Noé? Y a partir de ahí puede usted hacer
una serie de reflexiones que le permitirán descubrir los cambios que debe
aplicar a su vida.
Llamados a marcar la diferencia
Hace
pocos días hice una lectura del afamado autor y conferencista, John Maxwell y
en mi libreta de anotaciones tengo una cita que comparto con usted: “Viviendo una vida de integridad y
obediencia a Dios siempre tendremos el potencial de influir positivamente en
otros… Cada uno de nosotros puede lograr que el lugar en que se encuentra sea
mejor de cómo lo encontró. Piensa en la manera que puedes mejorar tu pequeño
rincón del mundo….Cuando sirves a las personas o influyes en ellas de manera
positiva, y las animas a pasar por lo que otras recibieron, creas un cadena de
impacto que sobrepasa tu vida… Tú nunca eres demasiado viejo, ni demasiado
joven, para marcar la diferencia.” (John C. Maxwell. “Corramos con los
gigantes”. Editorial Unilit. 2009. EE. UU. Pgs. 4, 5, 6, 7)
Puedo
asegurarle que cuando imprimimos cambios a nuestra vida, cuando nos movemos bajo
principios y valores y alrededor de estos fundamentos edificamos nuestro
círculo familiar, marcamos la diferencia allí donde nos encontramos. La familia
y la sociedad serán transformadas.
La
decisión de cambiar es suya. Hoy es posible comenzar ese proceso que dejará
huellas indelebles. Pero en el trayecto, no vaya solo. Tómese de la mano del
Señor Jesús quien desea ayudarle. Ir tras sus pasos para llegar a transformar
nuestro entorno, es posible si le recibimos en el corazón como nuestro único y
suficiente Salvador. Puedo asegurarle que no se arrepentirá.
Léanos en www.mensajerodelapalabra.com y www.guerraespiritual.org
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