Nicolás atravesó el gran cañón, sobre la cuerda floja, mientras pedía a Dios en oración su protección |
Fernando
Alexis Jiménez
E
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l 23 de junio de 2013, Nicolás
Wallenda, conocido como “El rey de la cuerda floja” o simplemente Nick, rompió
un nuevo record Guinnes al desafiará a la muerte cruzando el Cañón del Colorado
sin utilizar redes, arnés o protección alguna.
Su acto artístico sin precedentes
se realizó a 1.500 pies por encima del “Little Colorado River” (una altura
superior a la del edificio Empire State). No es algo nuevo. Ya en el 2012,
Wallenda se convirtió en la primera persona en caminar la cuerda floja sobre
las Cataratas del Niágara.
La tradición de los Wallenda
inició en 1920 cuando, John Ringling, del circo Ringling Bros. y Barnum &
Bailey contrató a esta familia de artistas después de verlos actuar en Cuba.
En 1947 Karl Wallenda soñó más
alto al aumentar la pirámide humana sobre la cuerda floja de cuatro personas a
siete, con cuatro hombres sobre un cable formando la base de la pirámide, dos
hombres en el medio y una mujer de pie sobre una silla en la parte superior.
Karl Wallenda, patriarca de la
familia y bisabuelo de Nik, se convirtió en un destacado equilibrista
desafiando las alturas entre edificios y a través de diferentes estadios.
Desde sus primeros pasos sobre un
alambre cuando apenas tenía dos años de edad, Nik Wallenda ha entrado a formar
parte del Libro Guinnes de los Récords en siete ocasiones, la última de ellas
en el 2012 cuando cruzó las Cataratas del Niágara.
Más allá de los límites
Reconozco
que sufrí los más de 22 minutos que duró la travesía de Wallenda a través del Gran Cañón. Era escalofriante. Temía
que ese artista cayera al vacío, ante los ojos asombrados de millones de
personas que seguían la hazaña por televisión. Pero algo más, fue un acto
admirable porque reafirmó su fe en Jesucristo.
Nicolás
Wallenda iba dando cada paso con seguridad al tiempo que oraba: “Señor, gracias; amado Señor Jesús, gracias.
Gracias Padre por estar conmigo. Gracias Dios. Eres grande”. Frases salidas
desde lo más profundo de su corazón, de un hombre lleno de fe.
Minutos
antes de emprender la travesía, oró con el pastor Joel Osteen y luego entregó
su vida en manos del Señor. Aquella podía ser su última caminata sobre la
cuerda floja.
En su nuevo record
mundial se conjugan dos ingredientes. El primero, su fe en Dios, en un Dios que
hace posible lo imposible, y el segundo, un sueño que lo acompañó desde su
adolescencia.
La idea de atravesar el Gran Cañón, a primera vista, lucía como una locura |
Respecto de soñar en
grande y perseverar, el autor Carmine Gallo, recomienda: “No deje morir su obsesión. Asúmala, disfrútela, y úsela
para sobresalir. Atienda su instinto y no a la muchedumbre. Si elige la
especialización en la universidad solamente para darle gusto a sus padres, se
arriesga a aburrirse, en lugar de sentirse energizado por las clases.”(Carmine
Gallo. “Los secretos de Steve Jobs”. CEB Editores. Colombia. 2013. Pg. 36)
Infinidad de personas en
el mundo entero renuncian fácilmente a sus sueños. Olvidan que fueron
concebidos para ser triunfadores. Usted y yo somos ganadores en potencia. Nunca
pierda de vista ese horizonte.
¿En
qué momento me metí en este problema?
Mientras Nicolás Wallenda
caminaba por la cuerda floja, desafiando una peligrosa corriente de viento que
le llevó a hacer por lo menos dos estaciones, meditaba si el artista se
preguntó: “¿En qué momento me metí en
este problema?”. Es lo más usual cuando nos encontramos en una situación
difícil y no sabemos qué hacer, inmersos en un callejón sin salida.
Ese interrogante, muy en
lo profundo de su ser, fue el que llevó al equilibrista a realizar su travesía
orando. Simplemente confió en Dios y recibió respuesta, como escribe el
salmista: “Pero yo confío
en ti, oh Señor,
digo: «¡Tú eres mi Dios!». Mi futuro está en tus manos; rescátame de los que me
persiguen sin tregua.”(Salmo 31:14, 15. Nueva Traducción Viviente)
Atravesar la meta no es
otra cosa que llevar a los hechos nuestra fe. Creer y actuar. Dar pasos de fe,
más allá de nuestras fuerzas.
La autora y
conferencista, Lidia Zapico, lo sintetiza de la siguiente manera: “Vivir creyendo la Palabra hace la diferencia entre los
derrotados y los que alcanzan metas de grandes logros en Dios. La Palabra fue
escrita para que la habitáramos, la creyéramos y la estableciéramos en cada
situación de la vida.”(Lidia Zapico. “Oración de guerra en los salmos”.
Ediciones GMA Internacional. EE.UU. 2004. Pg. 12)
No darnos por vencidos. Creer y actuar. Téngalo
siempre presente. Obrar en esa dirección nos asegura llegar siempre lejos, por
encima de lo que pudieran avanzar otras personas.
Los hombres y mujeres que creen, que oran, que confían
en Dios, logran mucho, como indica el salmista: “Que
tu favor brille sobre tu siervo; por causa de tu amor inagotable, rescátame.”(Salmo
31: 16. Nueva Traducción Viviente)
Recuérdelo: Dios nos creó como ganadores. Él nos
permite desarrollar la capacidad de triunfadores, por encima de cualquier
circunstancia. Hoy es el día para comenzar a caminar en la cuerda floja hacia
la victoria. ¡Cristo nos asegura llegar a la meta!
Si tiene alguna inquietud, por favor, no dude en
escribirme a webestudiosbiblicos@gmail.com
o llamarme al (0057) 317-4913705
© Fernando Alexis Jiménez
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