La felicidad en pareja y en familia es posible |
Una esposa me escribía
desalentada por que el trabajo le estaba robando a su marido. Es cierto, tenían
una buena situación económica y posición social, pero el distanciamiento con el
marido y los hijos era evidente. Estaban a las puertas del divorcio. ¿Debería
ser así? Por supuesto que no.
Una
buena parte de las relaciones de pareja terminan en un estado de estancamiento como consecuencia de la
rutina. Los miembros de la pareja sencillamente se resignan a vivir juntos, a
sobrevivir, dejar que los días pasen sin que nada extraordinario ocurra con sus
vidas, la de su cónyuge y la de sus hijos. No les anima otro interés que
procrear, llevar sus niños y adolescentes al nivel de adultez, proveer para la
universidad y emprender un nuevo ciclo cuando ellos abandonan el seno del
hogar.
Unidad en la relación de pareja
¿Cuál
es el primer paso que damos para salir del nivel “promedio” en la relación familiar? Se fundamenta en la unidad de
los componentes de la pareja. Tener claro que sea que atravesemos por momentos
difíciles o períodos de victoria, los componentes de la pareja deben permanecer
juntos. Librar las batallas de la mano.
Hablando
al pueblo de Israel y a nosotros hoy, el Señor llama la atención: “¿Pueden
dos caminar juntos sin estar de acuerdo adonde van?” (Amós 3.3. NTV) Este
llamamiento tiene especial validez porque los más afectados con las discusiones
son nuestros hijos. Dado que están viviendo el proceso de formación, su mente
es fácil de influenciar, y si están en un ambiente de conflicto, las huellas
que marcarán su vida serán negativas. Lo más preocupante es que tenderán a
repetir ese patrón de conducta cuando tengan su propia familia.
Cuando persisten los conflictos
de pareja aflora la posibilidad de acudir al divorcio. Esa sopla palabra y sus alcances, cuando se materializa
la separación, son algo doloroso y produce heridas emocionales. Permitir que
los conflictos tomen fuerza e inclinarse por la separación, es lo que hace el promedio de las parejas. Ante los
primeros tropiezos toman cada uno por su lado.
¿Qué
hace el promedio de los matrimonios?
El promedio de los esposos proveen
para la familia pero descuidan a su cónyuge; el promedio de los esposos pasa tiempo con los amigos pero pocas
horas las pasa con su familia; el promedio de los esposas se ocupan de sus
hijos y descuidan al marido; el promedio de las esposas dedican tiempo a
la familia pero pocas veces preguntan al esposo: ¿Cómo te fue en el trabajo hoy? La lista podría ser muy extensa,
pero con estos breves ejemplos debemos reflexionar en la necesidad de no resignarnos
a permanecer en el mismo punto.
Nuevos niveles en la relación familiar
Tenga presente que Dios desea que
lleguemos a nuevos niveles, y que bajo ninguna circunstancia lleguemos al nivel
de la resignación, cuando pase lo que pase “simplemente aguantamos” y no procuramos encontrar salidas a los
conflictos de pareja o de familia, o cuando caemos en el punto más bajo: El estancamiento.
Es el nivel cuando estamos más cerca del divorcio.
Si
vamos a las Escrituras leemos: “Aun los mancebos se fatigan y se cansan, y los
jóvenes tropiezan y vacilan, pero los que esperan en el SEÑOR renovarán
sus fuerzas; se remontarán con alas como las águilas, correrán y no
se cansarán, caminarán y no se fatigarán.”(Isaías 40:30, 31. Biblia de las
Américas)
Permítanos
insistir: El propósito de Dios es que no sigamos siendo parte del promedio en la relación de pareja y de
familia, y que lleguemos siempre a nuevos niveles. Él mismo nos ayuda a salir del nivel promedio para llegar siempre a nuevas
alturas en la relación familiar. Es necesario confiar, tener fe, ya que tenemos
fe en Dios Él responderá con poder, nos concede nuevas fuerzas, levantamos alas
como águilas y, en medio del esfuerzo,
caminamos sin experimentar cansancio.
Las
crisis podrán asaltar nuestro hogar, pero con ayuda de Dios podemos superar
todos los conflictos, Jhon T. Baldwin
el conferencista y autor cristiano: “… a
los seres humanos se les da la capacidad y la responsabilidad de
“multiplicarse”: producir hijos y aumentar la población. Eso significa
establecer familias y comunidades. La familia es el bloque fundamental de la
sociedad. Si Dios es un Dios de relaciones, ayudarnos a desarrollar familias
sólidas refleja parte de sus maravillosas características.” (Jhon T. Baldwin.
Más allá de la imaginación.” APIA Editorial. 2013. EE.UU. Pg. 53)
Hoy
es el día de tomar la decisión. No resignarnos a un estado caótico en la
familia, sino levantarnos para retomar el curso y experimentar una realización
plena en nuestra vida personal, de pareja y con los hijos.
Si
no ha recibido a Jesús como Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga.
Ábrale las puertas de su corazón. No se arrepentirá.
Léanos en www.mensajerodelapalabra.com y www.guerraespiritual.org
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