La Biblia enseña que hay vida después de la muerte |
Por Fernando Alexis Jiménez
El caso de Javier Vanegas, un
comerciante de abarrotes colombiano, se convirtió en uno de los más
desconcertantes para la ciencia y, alentadores, para los cristianos. Fue
declarado clínicamente muerto por espacio de 45 minutos a raíz de un paro
cardíaco, y regresó a la vida después de haber tenido—según relata—una experiencia
en el infierno y en el paraíso.
Javier fue herido a la altura del
corazón con un puñal. Ingresó al Hospital Kenney, de Bogotá, y pocos minutos
después entró en crisis porque su corazón dejó de funcionar. El médico, Miguel
Antonio Ramírez, que lo atendió, reconoció que se hicieron todos los esfuerzos
posibles por conservar su vida. Lo sometieron a reanimación, proceso en el que
facultativos y enfermeras trabajaron, presos del afán y la angustia, por casi
una hora.
“No sentí nada, salvo que entré en un estado de paz total. Alguien que
creo, era un ángel, me llevó al infierno. Vi gente que lloraba y pedía
clemencia. Luego me llevó al paraíso. Un lugar muy hermoso, en donde vi a
familiares, la mayoría creyentes en Jesús. No quería regresar pero el ángel me
dijo que todavía no podía quedarme”, relató el hombre a periodistas de
radio, prensa y televisión que hicieron eco de su historia.
El especialista, Miguel Antonio
Ramírez, asegura que fue un milagro. “Científicamente
no hay explicación para que haya vuelto a la vida”, dijo tras advertir que
respeta el criterio de sus colegas, para quienes el incidente no tiene
fundamento. Muchas aseguran, incluso un sacerdote, que ese tipo de cosas no
ocurren.
Desconozco su opinión al
respecto. Simplemente lo invito a leer en Internet, a través de un buscador de
temas, todo lo relacionado con la historia de Javier Vanegas “El lázaro colombiano”.
Volver a la vida después de morir
Otros dos casos, igualmente sorprendentes.
El primero, el de la odontóloga colombiana, Gloria Poso quien junto a su esposo
y un sobrino, sufrió la descarga eléctrica por un rayo cuando iba por unas
pruebas a la Universidad. Estaba cayendo sobre Bogotá un torrencial aguacero y
no se percataron del peligro. Los hechos ocurrieron el 6 de mayo de 1995. La
profesional relata: “Soy un milagro de
Dios. Volví a la vida. Mientras me desconecté, pude ver el cielo, el paraíso;
es un lugar donde se siente una paz profunda y todo es hermoso.” Su
historia fue registrada por el Programa televisivo “Crónicas RCN”.
El segundo caso es el de Urbano
González, quien “murió” como consecuencia de una fuerte hemorragia. Él describió
ante la prensa de Colombia: “Vi el
paraíso. Es un lugar hermoso. Le pedí al ángel que me permitiera quedarme allí.
No quería regresar. Deseaba estar en ese lugar por toda la eternidad. Aquél ser
me dijo que no, que debía regresar a la tierra, donde mi familia.”
Estas tres historias nos
confrontan con la posibilidad—que para mí es una certeza—de que exista vida
después de la muerte.
Usted mismo decidirá si creer o
no. En lo que sí creo y estoy convencido, es en lo que encuentro en la Biblia: “Jesús le dijo: —Yo soy la
resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá aun después de haber
muerto. ”(Juan 11:25. NTV)
Si tenemos fe en el Señor Jesús,
la muerte deja de ser una amenaza y se convierte en el tránsito hacia una “nueva vida”, la eternidad. Si cambiamos
la perspectiva que tenemos de morir, es evidente que viviremos cada minuto a
plenitud, pero bien aprovechado, conforme nos enseña Dios porque Él es quien
nos lleva a la realización plena. Sí, hay vida después de la muerte. Lo enseña
la Biblia. Lo creo, ¿y usted?
No podría despedirme sin
recomendarle antes que reciba a Cristo en su corazón. Es la mejor decisión que
jamás pueda tomar porque, prendidos de la mano del Señor Jesús, emprendemos ese
maravilloso camino hacia el crecimiento personal y espiritual. No se
arrepentirá.
© Fernando Alexis Jiménez
Léanos en www.mensajerodelapalabra.com y www.guerraespiritual.org
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