Permita que Dios tome control de sus momentos de crisis |
Fernando Alexis Jiménez
La mujer que llamó a mi teléfono móvil estaba muy
dolida. Hablaba doblegada por el llanto a través de la línea. Al otro lado se
podía intuir, se encontraba una madre desesperada. “Mi hijo Luis es drogadicto. Su padre apenas se enteró. Yo lo sabía
desde tiempo atrás, pero guardé prudencia. Hoy lo vio consumiendo marihuana en
la habitación. Y lo echó de casa. ¿Qué hacer? A veces pienso morirme”,
decía.
Un
caso más común de lo que usted imagina. Obedece a un ciclo. Los padres no
educan bien a sus hijos, les generan inseguridad y, cuando se produce la
reacción apenas natural con el paso del tiempo, muchos progenitores terminan
dejando a la deriva a los chicos, bien sea adolescentes o jóvenes.
¿Qué
hacer? No había otra salida—como sin duda en muchos casos no la habrá—que someter
el problema en manos de Dios. El muchacho durmió dos días donde una familiar y
después de mucha oración, el padre entró en razón. La relación no ha mejorado,
pero la madre confía que podrá encontrarse una salida al laberinto.
Más comunes de
lo que imagina
Los problemas familiares son más comunes de lo que
usted imagina. Roban nuestra paz interior, nos llevan a un rincón del
cuadrilátero. Nos provoca tirar la toalla, renunciar a todo, darnos por
vencidos.
En
casos así, vale la pena recordar que en nuestro amado Dios encontramos salidas.
El rey David escribió: “Él renueva
mis fuerzas. Me guía por sendas correctas, y así da honra a su nombre. Aun
cuando yo pase por el valle más oscuro, no temeré, porque tú estás a mi
lado. Tu vara y tu cayado me protegen y me confortan.”(Salmo 23:3, 4. NTV)
No se
deje arrastrar por el desánimo. Siempre encontraremos la salida al laberinto si
depositamos nuestra confianza en el Señor. Aunque el panorama luzca
desalentador cuando comenzamos a orar, Él tiene todo bajo control.
Es un
proceso que demanda confianza y, a la vez, perseverancia. Confiar que Dios todo
lo puede, y perseverancia hasta que lo imposible se hace posible.
No pierda la
esperanza
Comparto con usted algo que escribió Nick Vijucic, el
afamado conferencista con limitaciones físicas que se sobrepuso a la adversidad
y nos mostró que nada nos podrá derrotar, a menos que lo permitamos: “La esperanza aparece aún en los peores
momentos para probarnos la presencia de Dios. Incluso en las peores situaciones, las que
parecen estar más allá de nuestras capacidades, Dios sabe cuándo pueden
soportar nuestros corazones… En los momentos más difíciles, siempre
mantengo la esperanza de que Dios me
dará la fuerza necesaria para sobrellevar los desafíos y los dolores de cabeza,
y que me esperan mejores días, si no es en esta tierra, entonces ten por seguro
que será en el cielo.” (Nick Vujicic. “Una vida sin límites”. Editorial CEBGE.
Colombia. 2013. Pg. 52, 53)
Tal
vez a nivel familiar siente que toda esperanza se esfuma. ¡No se de por
vencido! Su cónyuge y sus hijos valen la pena. Luche por la integración y
unidad en el hogar. Nada le impida ser feliz con los suyos, que son una
bendición y un tesoro que el Señor nos regaló.
¿Problemas?
Claro, los encontrará siempre a su paso. No obstante cuando permitimos a Dios
que ocupe el primer lugar en nuestra vida y en la familia, todo cambia. Hoy es
el día para recibir a Jesucristo como Señor y Salvador.
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