Es importante orar por nuestras necesidades, pero también orar por nuestra familia |
¿Por qué orar y, justo, por
quienes nos rodean? Es una pregunta que sin duda ha dado vueltas en su cabeza
una y otra vez. Yo mismo me la he formulado. Y le soy sincero: creo que solamente
elevar peticiones por nuestras necesidades, expectativas, alegrías o
frustraciones considero que puede llegar a ser un acto egoísta.
El
apóstol Pablo escribiendo a los creyentes de Galacia, les instruyó: “Ayúdense a llevar los unos las cargas de
los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo. Si te crees demasiado
importante para ayudar a alguien, solo te engañas a ti mismo. No eres tan
importante.”(Gálatas
6:2, 3. Nueva Traducción Viviente)
Si
ponemos este texto bíblico en perspectiva es necesario que hagamos un alto en
el camino, reconsideremos lo que hasta hoy hemos afirmado y pensemos que es
importante pedir por nosotros pero también por el cónyuge, por los hijos, por
los familiares, por aquellas personas cercanas. ¿No cree que es lo más
apropiado?
Piense
por un instante: ayudamos a transformar nuestro entorno pero, de paso,
contribuimos decididamente—en oración—para que se produzcan cambios en las
vidas y circunstancias de las personas que nos rodean y por quienes sentimos
particular afecto. Orar por todos.
Una frase sencilla pero que sin duda traerá transformación a su vida
devocional.
Ahora,
ligado a esto, un nuevo elemento: orar por todos trae bendición. No solo satisfacción
interna sino también bendición. El apóstol Pablo continúa recomendando: “Así que no nos cansemos de hacer el
bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos
por vencidos. Por lo tanto, siempre que
tengamos la oportunidad, hagamos el bien a todos, en especial a los de la
familia de la fe.”(Gálatas 6:9, 10. Nueva Traducción
Viviente)
Alguien
me escribió recientemente: ¿Hasta cuándo debo orar? Su interrogante, además de
válido, me pareció muy importante. La respuesta categórica: “Seguimos orando hasta que Dios responda con
poder”. Así de sencillo. No nos podemos cansar rápidamente, es necesario
perseverar porque Dios se toma su propio tiempo para responder.
El
autor y conferencista internacional, Dutch Sheets., escribió: “La falta de
perseverancia es una de las mayores causas de la derrota, especialmente en la
oración. No sabemos esperar correctamente. Estamos en la era del microondas y
nos olvidamos de que, generalmente, Dios se toma su tiempo porque está
preparando un plato muy complejo. Él se toma su propio tiempo…”(Dutch Sheets. “La
oración intercesora”. Editorial Unilit. EE.UU. 1996. Pg. 18)
Nuestra
vida devocional puede ser revolucionada y llevarnos a nuevos niveles, de
crecimiento espiritual, en la medida en que profundizamos en la oración. Creer,
clamar, pedir por nosotros y por los demás. Puedo asegurarle que es un paso que
nos llevará a vivir una enriquecedora experiencia.
Nadie
nos obliga, es una decisión personal en la que—sin duda—encontraremos no solo
respaldo sino beneplácito de nuestro amado Dios y Padre celestial.
© Fernando
Alexis Jiménez
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