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No nos cansemos de orar por nosotros y por quienes nos rodean

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Es importante orar por nuestras necesidades,
pero también orar por nuestra familia
Por Fernando Alexis Jiménez
¿Por qué orar y, justo, por quienes nos rodean? Es una pregunta que sin duda ha dado vueltas en su cabeza una y otra vez. Yo mismo me la he formulado. Y le soy sincero: creo que solamente elevar peticiones por nuestras necesidades, expectativas, alegrías o frustraciones considero que puede llegar a ser un acto egoísta.
            El apóstol Pablo escribiendo a los creyentes de Galacia, les instruyó: Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo.  Si te crees demasiado importante para ayudar a alguien, solo te engañas a ti mismo. No eres tan importante.”(Gálatas 6:2, 3. Nueva Traducción Viviente)

            Si ponemos este texto bíblico en perspectiva es necesario que hagamos un alto en el camino, reconsideremos lo que hasta hoy hemos afirmado y pensemos que es importante pedir por nosotros pero también por el cónyuge, por los hijos, por los familiares, por aquellas personas cercanas. ¿No cree que es lo más apropiado?
            Piense por un instante: ayudamos a transformar nuestro entorno pero, de paso, contribuimos decididamente—en oración—para que se produzcan cambios en las vidas y circunstancias de las personas que nos rodean y por quienes sentimos particular afecto. Orar por todos. Una frase sencilla pero que sin duda traerá transformación a su vida devocional.
            Ahora, ligado a esto, un nuevo elemento: orar por todos trae bendición. No solo satisfacción interna sino también bendición. El apóstol Pablo continúa recomendando: Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos.  Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos el bien a todos, en especial a los de la familia de la fe.”(Gálatas 6:9, 10. Nueva Traducción Viviente)
            Alguien me escribió recientemente: ¿Hasta cuándo debo orar? Su interrogante, además de válido, me pareció muy importante. La respuesta categórica: “Seguimos orando hasta que Dios responda con poder”. Así de sencillo. No nos podemos cansar rápidamente, es necesario perseverar porque Dios se toma su propio tiempo para responder.
            El autor y conferencista internacional, Dutch Sheets., escribió: “La falta de perseverancia es una de las mayores causas de la derrota, especialmente en la oración. No sabemos esperar correctamente. Estamos en la era del microondas y nos olvidamos de que, generalmente, Dios se toma su tiempo porque está preparando un plato muy complejo. Él se toma su propio tiempo…”(Dutch Sheets. “La oración intercesora”. Editorial Unilit. EE.UU. 1996. Pg. 18)
            Nuestra vida devocional puede ser revolucionada y llevarnos a nuevos niveles, de crecimiento espiritual, en la medida en que profundizamos en la oración. Creer, clamar, pedir por nosotros y por los demás. Puedo asegurarle que es un paso que nos llevará a vivir una enriquecedora experiencia.
            Nadie nos obliga, es una decisión personal en la que—sin duda—encontraremos no solo respaldo sino beneplácito de nuestro amado Dios y Padre celestial.
© Fernando Alexis Jiménez

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