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¿Comer en exceso y falta de amor van de la mano?

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Los vacíos nos  lleva a comer en exceso
Fernando Alexis Jiménez
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etty se miró al espejo. A sus treinta y seis años, tenía sobrepeso situación que a ella la acongojaba, a sus amigas escandalizaba y a su familia motivaba para que le recomendara dejar de comer tanto. Estaba inquieta cada vez que se subía al indicador de peso porque subía más y más el volumen.

Revisó por un instante qué estaba ocurriendo en su vida. La relación con Ricardo, su esposo, estaba a punto de romperse; dos hijos adolescentes andaban por malos pasos, amistades que afianzaron en la secundaria y les habían llevado a consumir marihuana; en la empresa le habían llamado la atención en dos ocasiones por llegar tarde a trabajar y ahora… el sobrepeso.


Ese revaluar qué estaba pasando, le permitió reconocer que su vía de escape era comer. Lo hacía sin medir el alcance de sus acciones, salvo cuando iba a tomarse el peso. Era entonces cuando se preocupaba realmente.

Alguien le dijo que la falta de amor, de una relación inestable y permitir que las dificultades la gobernaran, eran el factor principal en su problema.

--Comencé a volcar mi ansiedad a Dios en oración—me dijo--. Sabía que en esa dirección no terminaría más que en una clínica--.

Había emprendido infinidad de dietas sin éxito, pero volverse a Dios, descansar en Él y sentir Su amor y aceptación, fueron el cimiento de un propósito indeclinable: el de reducir peso. No en sus fuerzas sino en las del Señor.

Ansiedad y exceso de peso, una relación permanente

Muchos estudios coinciden en señalar que hay una íntima relación entre comer en exceso y la ansiedad. Puede ser que la obesidad nos lleve a la ansiedad, o bien, que la ansiedad nos lleve a aumentar de peso. También podría ser que la ansiedad y la obesidad se retroalimenten, o que en algunos individuos la ansiedad los lleve a la obesidad y, en otros, la obesidad los lleve a la ansiedad.

¿Cuál es el problema? Que estamos frente a comedores compulsivos que han perdido el control sobre qué y cada cuanto consumen alimentos en exceso.

Algunas de sus características particulares es que comen grandes cantidades con rapidez. No se satisfacen pronto, se alimentan solos con una sensación de “clandestinidad” en sus acciones, tras comer se sienten culpables, han intentado sinnúmero de dietas sin éxito, en algunos casos esconden comida y, si logran disminuir el peso, lo recobran con facilidad.

¿Cuándo las personas desahogan su ansiedad consumiendo alimentos? Cuando están bajo condiciones de estrés, cuando alguien les inquieta, cuando sienten temor o quizá enojo. Esa es  la razón por la que podemos inferir que la falta de amor, incluso de valoración propia, está asociados a la compulsión por comer.

El experto internacional, Frank Minirth, explica que: “Definitivamente a las personas que comen en exceso, compulsivamente así como aquellas que lo hacen para satisfacer su ansiedad emocional de la que pueden o no estar conscientes, les une la falta de amor. El que como mucho con ansiedad puede tener desde unos pocos kilos a cincuenta o más de sobrepeso. El asunto no es cuánto pesa sino más bien sus motivaciones para comer.”(Frank Minirth. “Hambre de comer. Cómo recuperarse de comer en exceso”. Editoral Caribe. EE.UU. 1995. Pg. 11)

En criterio del especialista se deben buscar las causas subconscientes de lo que motiva a las personas a sentir compulsión por comer.

Quizá usted está enfrentando esta situación. No se siga sintiendo culpable o mal por los cuestionamientos de quienes le rodean. El principal paso es reconocer que hay un problema, que en sus fuerzas no podrá superarlo sino con la ayuda de nuestro Señor Jesús.

Problemas de nuestro tiempo

Hasta hace algunas décadas ser gordito era sinónimo de prosperidad y salud. No obstante el incremento de enfermedades llevó a los médicos y especialistas a prender las luces de alarma. “Algo está ocurriendo”, dijeron al asociar el sobrepeso con múltiples afectaciones del organismo.

El doctor, Frank Minirth, continúa diciendo que “El instinto de comer es tan básico, que hay gente que compita de manera inconsciente por los alimentos, tomando porciones más grandes de las que necesita en realidad. Hemos descubierto que este tipo de exceso de comida es difícil de identificar en particular, porque las personas encubren el egoísmo con el disfraz de generosidad.”(Frank Minirth. “Hambre de comer. Cómo recuperarse de comer en exceso”. Editoral Caribe. EE.UU. 1995. Pgs. 24, 25)

La compulsión por consumir alimentos sin medida, aun sabiendo que causa daño al organismo, tiene factores comunes entre otros, la búsqueda de tranquilidad cuando hay preocupaciones, los malos hábitos alimenticios aprendidos desde la niñez, los temores que asisten a la persona en su mundo interior y, por supuesto, los elementos culturales sobre la base que en determinadas regiones se come mucho solo porque sí.

Las personas obesas son acusadas de ser poco inteligentes, perezosas, aburridas, sin apetito sexual, inseguras, que no perseveran o son poco eficientes. No obstante, estos no son más que mitos.

Con ayuda de Dios podemos vencer el sobrepeso
Una vía de escape

El primer paso para comenzar la lucha contra el sobrepeso, es reconocer que hay un problema. El segundo, admitir que nuestras estrategias no han funcionado porque nos dejamos arrastrar por la ansiedad nuevamente. El tercero, pedir la ayuda de Alguien más que sí tiene poder: Dios. Nuestro eje fundamental es que dependemos más de lo externo—dietas, tratamientos, medicamentos—antes de lo que nos lleva a sentir bien interiormente y nos da la fuerza para vencer: la dependencia del Señor.

Es con ese poder ilimitado del Señor que logramos superar situaciones tan complejas del ser humano, relacionadas con su dinámica de alimentación, como son la compulsión a comer en exceso, la anorexia o la bulimia.

La curación no es sólo física sino emocional. De ahí que podamos afirmar que el elemento espiritual es esencial ya que no hay meta que con ayuda de nuestro Dios no podamos lograr, como escribió el apóstol Pablo: “Sé vivir con casi nada o con todo lo necesario. He aprendido el secreto de vivir en cualquier situación, sea con el estómago lleno o vacío, con mucho o con poco. Pues todo lo puedo hacer por medio de Cristo, quien me da las fuerzas.”(Filipenses 4:12, 13. Nueva Traducción Viviente)

¿Quién ha dicho que usted no puede tener éxito en el propósito indeclinable de disminuir el peso mediante la modificación de sus hábitos alimenticios? Nadie, porque asegura el apóstol, sí lo podemos en Cristo.

Es evidente que la Presencia de Dios en nuestra vida ayuda muchísimo, porque el común denominador entre quienes enfrentan desórdenes alimenticios, es la falta de amor que tiene origen en su niñez o en su etapa joven. Cuando nuestro amoroso Padre celestial llena esos vacíos, se experimentan cambios definitivos.

A este proceso también contribuye ser conscientes que usted y yo somos templos del Espíritu Santo y, cuando comemos en exceso, estamos atentando contra la morada de Dios.

Las Escrituras enseñan: “¿No se dan cuenta de que todos ustedes juntos son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios vive en ustedes? Dios destruirá a cualquiera que destruya este templo. Pues el templo de Dios es santo, y ustedes son este templo.”(1 Corintios 3: 16, 17. Nueva Traducción Viviente)

Si Dios es quien gobierna nuestro ser, podremos tener manejo de las preocupaciones, la depresión, la inseguridad, el aburrimiento, frustraciones, ansiedad y falta de perseverancia—entre otros factores—que llevan a la persona a experimentar compulsión al comer.

Permita que no sea en sus fuerzas que libre la batalla con el sobrepeso, aplicando modificaciones en la forma de comer, sino en el poder de Dios. ¡Podrá lograrlo!  A propósito: Ya recibió a Jesucristo como el Señor de su vida? Hoy es el día para que lo haga. Con ayuda del Señor podrá lograrlo, porque Él es quien nos torna victoriosos.

Si tiene alguna inquietud, por favor no dude en escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com o llamarnos al (0057)317-4913705

© Fernando Alexis Jiménez


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