Las Escrituras nos enseñan que debemos crecer en la fe |
Fernando
Alexis Jiménez
L
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a fe en
apariencia es un asunto sencillo pero llevar el concepto, de las palabras a los
hechos, sí que es complicado. Así que no sienta frustración. Yo mismo comprendo
lo que se siente cuando queremos ver el poder de Dios y pareciera que por
nuestra incredulidad no ocurre nada. Pero para avanzar un poco alrededor de su
inquietud sobre ¿qué hacer?, le sugiero que vamos a la Biblia.
En primera
instancia es necesario comprender que el poder de Dios es ilimitado. Él es la
fuente de todo poder. Creó el cielo y la tierra. Y si el universo, que aún los científicos
no alcanzan a dimensionar en su proporción, es obra de sus manos, ¿qué no podrá
hacer cuando le pedimos un milagro?—
Humanamente no
podemos concebir que hechos portentosos ocurran. ¿La razón? Estamos sujetos a
una mente finita. Por esa razón el que nos digan que un enfermo de muerte puede
ser sanado, resulta inconcebible y llega a
producirnos hasta crisis. No alcanzamos a compre
El mayor problema de los
cristianos estriba en moverse sólo por lo que ven. Es un estado en el que sin
duda hemos caído alguna vez usted o yo. Cuando permitimos que en nuestra mente
opere la lógica antes que la convicción de que algo por fuera de las leyes
físicas o naturales puede ocurrir, sin duda no ocurrirán las maravillas ni los
portentos provenientes de nuestro Creador--. Mateo 6:30; 8:36; 14:31; 16:8.
Es cuestión de derribar los
muros que levantamos y los cuales nos dicen, como una vocecita muy dentro: “Los milagros no ocurren. Nada que escape a
una explicación científica es imposible”. Y ese razonamiento lleva a que
nada por fuera de lo normal ocurra en nuestra existencia o en la de las
personas que nos rodean.
La
fe crece
El primer paso entonces es
derribar todo muro que nos dice “Esto o aquello es imposible”. El segundo paso
es reconocer que el poder de Dios, creador del cielo y de la tierra, es
ilimitado. Y el tercero, una absoluta
dependencia de Aquél que todo lo puede. El señor Jesús ilustró este principio
revolucionario cuando dijo: “Jesús les dijo:
Por vuestra poca fe; porque de
cierto os digo, que si tuviereis fe
como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se
pasará; y nada os será imposible.”(Mateo 17:20 Ver
Mateo 17:20).
Observe que no basta sino una
mínima decisión, de creer, para comenzar a ver milagros alrededor nuestro. Y lo
más maravilloso es que esa fe apunta a crecer en la medida que la ejercitamos,
es decir, conforme nos convencemos de que para nuestro amado Dios no hay nada
imposible.
En cierta ocasión el amado
Maestro estaba frente a un hombre que no podía caminar.
Humanamente no podría
dar un paso en el resto de su vida. Pero él creía y así se lo expresó al Hijo
de Dios. Por esa razón sus músculos llegaron a tener vida plena y caminó de
nuevo. En la Palabra leemos: “Y sucedió que le
trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten
ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.”(Mateo 9:2. Ver Mateo 9:22)
Dios nos llama a experimentar crecimiento en la fe |
Incluso, no es necesario que
una persona esté presente junto a nosotros para ser sanada. Basta que crea. Así
ocurrió con una madre que pedía un milagro para su hija: “Entonces
respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde
aquella hora.”(Mateo 15:28)
Tome note de algo sumamente
importante: esta mujer debió romper los esquemas mentales que le dictaban la
imposibilidad de que su hija fuera sana, ya que se encontraba muy distante del
lugar en el que ella se encontraba con el Maestro.
¿Cuál
es tu grado de fe?
Todos los seres humanos tenemos
un grado de fe. Y aunque sea pequeño, este grado de fe puede ir en aumento.
Lograrlo es posible si rompemos los esquemas de incredulidad en los que nos
desenvolvemos. Todos en uno u otro momento hemos menguado o tambaleado en la fe.
Para ilustrar este punto déjeme
traer a colación una frase contundente del Señor Jesús para quien requería un
milagro: “Entonces les tocó los ojos, diciendo:
Conforme a vuestra fe os sea
hecho. ”(Mateo 9:29. Cf. Mateo 21:21; ).
Prácticamente les dejó sentado
que si ellos creían en hechos que rebasaban toda lógica, provenientes del poder
de Dios, podían ocurrir. Bastaba simplemente que se dispusieran a creer.
La
falta de fe, un enorme muro
Cuando vamos a las Escrituras
hallamos que la falta de fe representa un enorme muro que impide la ocurrencia
de los milagros (Marcos 4:40; 5:34; 10:52). Es probable que esto esté
ocurriendo en su existencia. Por eso una oración que debe hacer delante del
Señor es pedirle que le de fe. Es uno de los dones bíblicos, como podrá
recordar.
El llamamiento de Jesús para
nosotros sigue siendo el mismo: “Tened fe en Dios”(Marcos 11:22).
No es una opción, es un imperativo si queremos ver milagros en nuestra
existencia y en la de los seres queridos.
Ya ha visto los pasos esenciales
para que se produzcan hechos portentosos: derribar las limitantes de la fe,
acrecentar la fe conforme vemos hechos que rebasan toda lógica y si siente que
no tiene fe, pedirle a Dios este don que es fundamentalmente Escritural, es
decir, respaldado por Dios en la Biblia
© Fernando Alexis Jiménez
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