Por Otoniel Font
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n Marcos 11 y Mateo 21, vemos que Jesús va camino a su
entrada triunfal, le da hambre y ve una higuera que lo saca del camino con la
ilusión de que hay frutos. Esperando que haya frutos, se da cuenta que no hay.
Entonces, maldice a la higuera, diciendo: Nunca más nadie coma de ti. En el
versículo 20, se nos relata que, pasando al otro día en la mañana, vieron que
la higuera se había secado desde la raíz.
De la
misma manera, tú debes erradicar todo aquello que te saque del camino.
Cuando
vamos camino a nuestra entrada triunfal, a lo que Dios nos ha prometido, hay
que tener mucho cuidado que no te llenes de ilusiones huecas y te desvíes de lo
que Dios te ha prometido. Cuando esto suceda, y te des cuenta que te sacó del
camino, debes hacer como Jesús: Sacarlo y erradicarlo desde la raíz.
¡Cuántas
cosas nos sacan del camino! Muchos harían todo lo posible para que la higuera
florezca. Algunos, hasta orarían. Pero hay que secarla, erradicarla, para que,
cuando vengan otros en el camino, no los detenga. Si esta higuera detuvo en el
camino a Jesús y a todos aquellos que le seguían, ¿a cuántos más detendría?
Cada
vez que te sales y te detienes en el camino, también sacas del camino a una
multitud que te sigue. Sacas del camino a tus familiares, a tu cónyuge, a
tus hijos, a tus amigos, a tu empresa. Por eso, erradica desde la raíz, para
que nadie más viva bajo la ilusión de que hay algo que produce y al final no
tenga resultados.
En
Mateo 24:32, dice que no era tiempo de higos. Muchos se preguntarán por qué
razón, entonces, Cristo la maldice. Cuando la higuera produce el higo, también
produce hojas. Por esto, cuando Jesús ve las hojas, tuvo la ilusión y esperaba
que tuviera frutos.
Por
otra parte, a diferencia de la parábola del sembrador, en Marcos 4, en esta
ocasión el problema no era el terreno, sino lo que estaba produciendo en el
interior, en la raíz.
El
problema es que se ha hablado tantas veces de crisis que se ha metido en el
interior del hombre, ha dañado la raíz y se ha dejado de producir. La alegría,
el gozo, las finanzas, se producen desde el interior del hombre, en el corazón
del hombre. Esto es lo que nos hace productivos.
Dios
tiene expectativas de que haya productividad en tu vida, porque él ha puesto en
ti todas las herramientas para luchar y seguir hacia adelante. Es por esto que
es necesario erradicar de tu vida todo pensamiento de improductividad.
Rechaza
todo aquello en tu interior que te detenga y te haga inútil. Fuiste creado para
producir, fuiste creado a dar frutos, fuiste creado para prosperar y llevar una
vida de satisfacción, de alegría y bendición.
© Otoniel Font
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