Es esencial desarrollar intimidad con Dios |
Con frecuencia encuentro personas que creen haber
cumplido en su relación con Dios simplemente por asistir a los cultos, ofrendar
para el Reino y leer uno que otro capítulo de la Biblia. ¡Tremendo error! No se concibe un cristiano que no pase tiempo en
oración y no se pensar tampoco que un discípulo del Señor Jesús no experimente
crecimiento en la intimidad con Dios. Tiempo y crecimiento en el Señor,
son dos asuntos que van de la mano.
Es
aquí donde cabe recordar lo que anotaba Reuber Archer Torrey: “Todos los hombres poderosos de Dios fuera
de los que menciona la Biblia han sido hombres de oración. Han sido diferentes
entre sí en muchas cosas, pero en esto han sido iguales: en la oración.”(Reuber
Archer Torrey. “Cómo orar”. Editorial Peniel. Argentina. 2013. Pg. 12)
Un
mensaje que transforma vidas, está regado por oración; un ministerio cristiano
fuerte, está rodeado de clamor; una vida en íntima comunión con Dios, tiene un
eje alrededor del cual gravita: oración, y los resultados son contundentes.
El
apóstol Pablo es un ejemplo fehaciente. Fue siempre un hombre de oración y,
bajo ese principio de vida y disciplina devocional, escribió: “Oren en el Espíritu en
todo momento y en toda ocasión. Manténganse alerta y sean persistentes en sus
oraciones por todos los creyentes en todas partes.”(Efesios 6:18.
NTV)
No
fue simplemente una anotación al margen de su carta a los creyentes de Éfeso.
Era una instrucción específica que no podían pasar por alto.
Le
invito para que lea detenidamente el texto Escritural: Plantea que se debe orar
en todo tiempo, con toda oración y perseverancia, orando por todos. Debe ser en
esencia una disposición de comunicación permanente con el Señor.
¿Resulta
fácil orar? Esa pregunta que quizá se está formulando es muy interesante porque
definitivamente estar en la Presencia del Señor encuentra muchos impedimentos.
¿Quién pone los obstáculos? El enemigo espiritual, como describe Reuber Archer
Torrey: “El enemigo espiritual es astuto,
es poderoso, nunca descansa, está conspirando siempre por la caída de los hijos
de Dios; y si el hijo de Dios se relaja en su vida de oración, el demonio
terminará triunfando porque lo engañará.”(Reuber Archer Torrey. “Cómo orar”.
Editorial Peniel. Argentina. 2013. Pg. 9)
¿Ha
pensad por un instante la enorme responsabilidad que nos asiste como hombres y
mujeres de oración. No basta con tener sobre nuestros hombros la
responsabilidad de un ministerio. Es necesario estar a la altura de ese enorme
privilegio, y lo hacemos desarrollando intimidad con la relación con el Señor,
nuestra fuente de poder, Aquél que nos llamó al ministerio a servir en el Reino
de Dios.
No cesar de orar
Alguien me preguntó al término de una conferencia:
“¿Cuánto tiempo debo orar?”. Y mi
respuesta fue la misma que comparto con usted: “Lo que más pueda”. En la Biografía que hacen de Luis Palau, el
afamado evangelista enfatiza que no se puede concebir a un siervo de Jesucristo
y más con compromiso ministerial, que no pase mucho tiempo en intimidad con
Aquél que lo llamó.
Cito
nuevamente al apóstol Pablo cuando escribe a los creyentes de Éfeso: “Desde que me enteré de
su profunda fe en el Señor Jesús y del amor que tienen por el pueblo de Dios en
todas partes, no he dejado de dar gracias a
Dios por ustedes. Los recuerdo constantemente en mis oraciones y le pido a Dios, el
glorioso Padre de nuestro Señor Jesucristo, que les dé sabiduría
espiritual y percepción, para que crezcan en el conocimiento de Dios. ”(Efesios
1:15-17. NTV)
Este varón de Dios no
dejaba de interceder, de clamar, de elevar peticiones al Señor y de dar
gracias. No había razón para no hacerlo.
Varios pasajes bíblicos confirman esa consagración a pasar tiempo en la
Presencia de Aquél que nos creó (Cf. Romanos 1:9; Colosenses 1:9, 1
Tesalonicenses 3:8-10; 2 Timoteo 1:3) Igual nosotros, si tenemos conciencia que
hemos sido llamados a un ministerio grande, y le recuerdo, no un ministerio de
mayor relevancia en el Reino que el de la oración.
Una
mujer consagrada al Señor se quejaba porque la tenían relegada en la
congregación. “¿Usted ora?”, le
pregunté. “Claro, y bastante…”, dijo.
Mi respuesta fue: “¿Y estando en uno de
los mejores ministerios como es el de la intercesión, todavía se queja?”.
Reuber Archer Torrey, quien marcó generaciones enteras, asegura que: “El ministerio de la intercesión es un
ministerio poderoso y lleno de gloria, y todos podemos participar en él… Pero,
por supuesto, para mantener ese espíritu de oración constante, debemos
dedicarle tiempo, mucho tiempo, cuando nos aislamos en un lugar secreto a solas
con Dios solo para orar.”(R.A. Torrey. “Cómo orar-Secretos de la oración para
un buscador sincero”. Editorial Peniel. Buenos Aires. 2006. Pg. 15)
El Señor Jesús, ejemplo de oración
Nuestro amado Salvador Jesucristo nos dio un
ejemplo. Era el primero en estar en pie, para irse a buscar al Padre en
oración, e incluso cuando terminaba la jornada, por muy cansado que estuviera.
Hay dos textos en los que se pone en evidencia la disciplina de nuestro
Salvador en cuanto a la oración: “A la mañana siguiente, antes del amanecer, Jesús se levantó y
fue a un lugar aislado para orar.”(Marcos
1:35. NTV), y también: “Cierto día, poco tiempo después, Jesús subió a un monte a
orar y oró a Dios toda la noche.”(Lucas
6.12. NTV)
Es
un asunto de disciplina, compromiso, perseverancia. Tres elementos esenciales
que deben converger en quienes nos llamamos seguidores de Jesús el Señor, como
enfatiza Reuber Archer Torrey: “Quien no
pasa la mayoría de su tiempo orando, no puede llamarse seguidor de
Jesucristo.”(Reuber Archer Torrey. “Cómo orar”. Editorial Peniel. Argentina.
2013. Pg. 19)
Por
favor, apúntelo en el margen de su Biblia o quizá en la agenda personal: Un
distintivo de los seguidores de Cristo es pasar tiempo en oración. ¿Cuánto
tiempo? El que más pueda. Intimidad con Dios, esa es la meta. Buscar Su rostro.
Mantenernos en Su Presencia.
En
el Antiguo Pacto no hubiésemos podido ir ante Su Trono, pero ahora sí, por la
gracia que se deriva de la obra redentora de nuestro amado Redentor (Cf.
Hebreos 4:16; Juan 16:24)
Todo
proceso para llegar a su feliz culminación cumple unas metas. Y desarrollar
intimidad con Dios forma parte de una dinámica de crecimiento personal y
espiritual, que no es solamente para unos cuantos sino para todos aquellos que
disponen su corazón.
Jamás olvide que el Señor Jesús enseñó: “Sigue pidiendo y recibirás lo que pides; sigue
buscando y encontrarás; sigue llamando, y la puerta se te abrirá. Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra;
y a todo el que llama, se le abrirá la puerta.”(Mateo 7:7, 8. NTV)
Haga un alto en el camino: ¿Cómo
anda su vida de oración?¿Está descuidando la búsqueda de Dios? Hoy es el día
para tomar una decisión. Desarrollar intimidad con el Señor parte de la
disposición de corazón. Él sabe cómo hacerlo… y nos ayuda en el proceso.
Léanos en www.mensajerodelapalabra.com y www.guerraespiritual.org
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