Dios desea que seamos excelente en todo lo que hacemos |
Los especialistas en clima laboral y
desempeño coinciden en asegurar que las personas que conservan por años su
empleo, alcanzan este bienestar gracias a su desenvolvimiento. Los estudios
demuestran que se enfocan en su labor y procuran dar lo mejor de sí mismos, con
compromiso.
Esos
mismos especialistas citan cinco características de los empleados estables:
Buenas relaciones interpersonales, compromiso con su trabajo, excelencia en
cuanto hacen, capacidad de adaptarse cuando los cambian de oficina o cargo, y
finalmente, disposición para mejorar continuamente su desenvolvimiento.
De
la mano con estos estas características especiales, las personas que logran más
alto rendimiento, generalmente se fijan metas ambiciosas en la vida, ajustan su
vida cuando descubren errores, responden inmediatamente a sus tareas aplicando
el refrán: “No dejes para mañana lo que
podrías hacer hoy”, se esfuerzan por desarrollar sus potencialidades y,
ante nuevos retos, no se amilanan.
¿Cómo
se relaciona esto con la vida cristiana? Cuando nos convertimos a Cristo no
solo en el ámbito espiritual deben apreciarse los cambios, sino también en
nuestras acciones. Cambio en todas las áreas. Y por supuesto, en nuestro
desenvolvimiento laboral. Allí donde estemos, debemos ser excelentes. El
trabajo no es un castigo de Dios, como dicen muchos que esperan vivir bien sin
hacer esfuerzo. El trabajo es una bendición de Dios. Es su forma de proveernos
cada día. Y todo cuanto hagamos, debe ser con altos estándares de calidad.
El
apóstol Pablo escribiendo a los creyentes de Colosas, enseñó: “Siervos,
obedeced en todo a vuestros amos en la tierra, no para ser vistos, como los que
quieren agradar a los hombres, sino con sinceridad de corazón, temiendo al
Señor. Y
todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los
hombres, sabiendo
que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a
quien servís.…”(Colosenses 3:22-24. La Biblia de Las
Américas)
¿Recibiste
a Cristo en tu corazón? Si es así, deben producirse cambios, Una vida rendida a
Él trae transformación. La actitud frente a la vida, la familia y el trabajo,
deben ser diferentes. Traigo a colación una enseñanza de T.S. Wactham Nee: “Una persona nacida de Dios no debe
olvidarse de su posición como hijo de Dios. Si verdaderamente vemos esto, algo
en nosotros siempre nos recordará, diciendo: “¿Hablaría o actuaría así un hijo
de Dios?¿Se vestiría de ese modo?... Nuestra vida debe corresponder a la
posición que ocupamos.”(Wactham Nee citado en el libro: “Un hombre de oración”.
LSM editores. 2001. EE.UU. Pg. 7)
Es
hora de evaluar de qué manera estamos prestando nuestros servicios, en el
hogar, la iglesia y el trabajo. El distintivo nuestro debe ser la excelencia. Hacer
lo mejor, reconociendo en el trabajo, una forma de provisión divina. Dele cada
mañana gracias a Dios por el empleo. Dios desea darle cuanto necesita de esa
manera, sin que signifique estancamiento ya que si hay otro espacio laboral,
mucho mejor, sin duda debe procurarlo con ayuda del Señor.
Y
hablando del Supremo Hacedor, ¿ya recibió a Jesús como Señor y Salvador? Hoy es
el día para que lo haga. Puedo asegurarle que prendidos de la mano del Señor
Jesús podemos llegar siempre a nuevos niveles. Reciba hoy a Jesús en su
corazón.
© Fernando Alexis Jiménez
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