Los conflictos ponen a prueba el manejo que le damos como cristianos |
Fernando Alexis Jiménez
E
|
n el conjunto
de apartamentos donde residía, no saludaba a nadie. Incluso, alguien recuerda
que riñó con el propietario de un auto que parqueó en el sitio que le
correspondía. “¿No se da cuenta que no
éste no es su sitio?”, le cuestionó.
Y esa misma usuaria lo vio un
domingo, en el templo, levantando sus manos para adorar a Dios. “No entiendo que obre así en la calle, porque
acá en el templo parece experimentar una metamorfosis”, comentó.
Tal vez no es el único caso. Quizá usted lo
está viviendo…
¿Cómo vive a Cristo?¿Cuál es su testimonio de fe? Esas
preguntas son esenciales y nos corresponden a todos. ¿Cuál es la razón? Porque
el mayor fundamento del cristiano está en el testimonio de vida. Es a través de
lo que pensamos y hacemos que ejercemos influencia en los demás. Y téngalo
claro: Nuestra influencia puede ser negativa o positiva.
Hay un texto bíblico que le invitamos a considerar: “Jesús salió de ese lugar y
se fue para su pueblo junto a sus seguidores. Cuando llegó el día de descanso,
Jesús comenzó a enseñarles en la sinagoga. Muchos estaban muy
impresionados por lo que escuchaban, y
decían: --¿De dónde sacó este hombre todo esto?¿Cómo pudo conseguir tanta
sabiduría?¿De dónde sacó el poder para hacer los milagros que hace?¿Acaso no es
este el carpintero hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón?¿No
viven sus hermanas aquí también entre nosotros?”. No podían aceptar a
Jesús...”(Marcos 6:1-3. La Palabra de Dios para todos).
Una
vez hemos leído este pasaje, comparto con usted la desolación que asistía a un
cristiano a quien conocí, y que por años no quiso ir a la iglesia. “Mi padre iba a la iglesia todos los
domingos, pero en casa era terrible.”, dijo. Esas palabras impactaron
porque pensé y sin duda usted también, sobre el tipo de testimonio cristiano
que ofrecemos. Puede que no sea el mejor, y por supuesto, ni siquiera nuestra
familia quiere convertirse a Cristo, porque no damos ejemplo.
Vivir a Cristo en familia y sociedad
Gonzalo dejó de llegar los
domingos en la mañana después de haber permanecido fuera de casa por espacio de
dos días sin decir dónde y con quién estaba. Su esposa tampoco necesitaba
saberlo. Anticipaba que estuviera bebiendo y con mujeres. Su costumbre de
muchos años. Sin embargo dejo de irse de juerga.
--No creo en tu
cambio—le gritó fuera de casillas--. Ver
para creer--, vociferó.
Los moradores del barrio cruzaban esquinas cuando veían a
John Jairo. Lo conocían como ladrón. El primer pensamiento que venía a sus
mentes apenas lo veían, era que no querían ser víctimas. “No teman, he cambiado”, les decían. Nadie podía creerlo. Y
preferían rehuirle. “Hombre precavido
vale por dos”, solían comentar al sustentar el por qué se iban por otro
camino para no cruzarse con él.
Ya no formaba broncas con todos. Ayudaba en casa con los
quehaceres domésticos, especialmente el sábado y domingo. Su madre estaba
enternecida pero el padre no. “No puedo creer que este muchacho cambie así por
así, de la noche a la mañana. Sin duda quiere engañarlos”, comentaba su padre.
Tres casos que, guardadas las proporciones y las
circunstancias, es probable haya descubierto alrededor suyo. Es más, quizá ha
protagonizado un incidente así. Aunque ha experimentado cambios en su forma de
pensar y de actuar, enfrenta la escepticismo de los demás. Son capaces de creer
en los cambios de terceros y no en los suyos.
¿Le ha ocurrido? Es probable que sí: en el trabajo, en el
lugar en donde estudia o tal vez en su hogar, que es el primer lugar donde
mostramos nuestra fe. Una situación así es desalentadora; pero, ¿cómo
enfrentarla?
La vida a la
manera de Dios
Si usted busca vivir a Cristo
allí donde se desenvuelve, entre otros
el espacio familiar, seguramente encontrará opositores. Buscarán motivos para
criticarles. Bueno o malo, lo que sea que haga,
desencadenará cuestionamientos. ¿Cuál es la razón? Cuando vivimos la
vida a la manera de Dios y no de acuerdo con los parámetros que nos traza el
mundo, los demás se sentirán amenazados porque está yendo en contravía, y
encontrarán la menor oportunidad para hacerle sentir mal.
En la Biblia hallamos un incidente revelador en torno al
Señor Jesús: “Jesús salió de ese lugar y se fue para su
pueblo junto a sus seguidores. Cuando llegó el día de descanso, Jesús comenzó a
enseñarles en la sinagoga. Muchos estaban muy impresionados por lo que escuchaban, y decían: --¿De dónde
sacó este hombre todo esto?¿Cómo pudo conseguir tanta sabiduría?¿De dónde sacó
el poder para hacer los milagros que hace?¿Acaso no es este el carpintero hijo
de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón?¿No viven sus hermanas aquí
también entre nosotros?”. No podían aceptar a Jesús...”(Marcos 6:1-3. La
Palabra de Dios para todos).
Hombres y mujeres de Nazaret, no podían concebir ni
aceptar que aquél con quien habían convivido tanto tiempo, ahora fuese un
poderoso instrumento de Dios. Si realiza una nueva lectura del pasaje
encontrará que:
1.- Rechazaron la enseñanza de Jesús.
2.- Cuestionaron su conocimiento de Dios.
3.- Pusieron en tela de juicio no solo su formación sino también el que no
era de una línea sacerdotal sino de una familia tradicional de su pueblo.
¿Qué hacer
frente al rechazo?
Con ayuda de Dios podemos dar buen testimonio de vida cristiana |
Para el Señor Jesús lo más
importante no era lo que dijeran los demás, sino su compromiso con Dios el
Padre. No necesitaba rótulos que lo identificaran como Hijo del Altísimo.
Tampoco usted o yo los necesitamos. El Maestro sabía que testimoniaba con sus
hemos más que encendiendo debates religiosos o filosóficos. De nada sirven.
Alientan la discordia pero no resolverán la situación porque los opositores
están empecinados en creer su “propia verdad” y generarán conflicto así
tengamos nosotros la razón.
Comprenda que los contradictores o críticos no están
atacándolo a usted sino al Dios en el que usted ha creído, porque su vida
testimonia de Él, le pertenece a Él y busca glorificarlo a Él.
Observe cuidadosamente la reacción del Señor Jesús frente
a los ataques que desplegaron en su contra un enorme grupo de incrédulos: “...pero él les dijo:--Se honra a un profeta en todas
partes. Pero nadie es profeta en su propio pueblo y en su propia casa.”(Marcos
6:4. La Palabra de Dios para todos).
¿Qué trataba de decirles? Que era en su propio pueblo
donde no podían reconocer que alguien era distinto y no sujeto a una forma de
obrar sujeta a lo que piensa y dispone el “común de las personas”. El amado
Señor Jesús no polemizó ni respondió con ataques. Respondió con amor y sabiduría.
Usted y yo también podemos obrar prudentemente cuando se generen situaciones
imprevistas y en otras circunstancias provocarían nuestra reacción negativa.
Ore por los
incrédulos, no se sienta herido
Pese al accionar de los
críticos y opositores, usted y yo debemos seguir adelante, tomados de la mano
del Señor Jesucristo. Lo aconsejable es no prestar atención a palabras necias.
Hacerlo es perjudicial para sus relaciones interpersonales y su crecimiento
espiritual.
Cada quien recibe lo que sembró. Es un principio bíblico
que tiene aplicación en todos los países y en todas las personas. Sin duda el
dolor que causó al Señor Jesús no fueron las críticas de aquellos moradores de
Nazaret sino el que cerraran las puertas a Dios. “Y
Jesús no pudo hacer ningún milagro allá. Lo único que hizo fue imponer las
manos a algunos enfermos y sanarlos. Y estaba muy sorprendido de la falta de fe
de la gente de su pueblo. Así que siguió hacia los otros pueblos enseñando a la
gente.”(Marcos 6:4-6. La Palabra de Dios para todos).
Siga adelante. No se detenga. Permanezca firme con el
Hijo de Dios. Nada podrá derribarlo, si está tomado de mano. ¡La victoria está
asegurada!
No deje
pasar este día sin que le abra las puertas de su corazón a Jesucristo. Le
aseguro que no se arrepentirá. Si tiene alguna inquietud, escríbanos a webestudiosbiblicos@gmail.com o
llámenos al (0057)317-4913705
© Fernando Alexis Jiménez
CONSEJERIA
PASTORAL CLIC AQUÍ
LECCIONES
PARA CÉLULAS CLIC AQUÍ
ALTAR
FAMILIAR CLIC AQUÍ
DEVOCIONALES
DIARIOS CLIC AQUÍ
0 comentarios:
Publicar un comentario