Dios nos transforma en hombres y mujeres que experimentan crecimiento personal y espiritual |
Fernando
Alexis Jiménez
No hay duda que
se trataba de un pedazo de arcilla. Ocre, sin forma, húmedo, una tentación si
estuviera por ahí algún chico. Sin embargo estaba sobre la mesa de un alfarero.
Román se bebió con cuidado el café tinto y comenzó a pensar en la forma que
daría a la tierra. Un ave, estaría bien pero lo atrajo la idea de dar forma a
un caballo; finalmente se decidió por una vasija. “Será útil en casa”, murmuró mientras se ponía a trabajar.
Hacía calor. El sol de octubre era
particularmente intenso. El taller era ampliamente iluminado y rayos
perpendiculares de esa estrella radiante, se proyectaban sobre la arcilla.
Ahora tenía otro aspecto. Después de una y otra vez, Román le había dado forma.
La miró pensativa. Una vasija, sí, pero creyó que podría ponerle algo de
adorno. Tomó un estilete y comenzó a dibujar figuras, únicas e irrepetibles.
Una verdadera obra de arte que jamás repetiría…
Usted y yo somos esa arcilla sin
forma en manos de Dios. Nuestro amoroso Padre no nos mira como somos hoy,
llenos de errores, sino como podremos llegar a ser si permitimos que Él trate
nuestra vida.
El Evangelio registra el maravilloso
encuentro que tuvo el Señor Jesús con dos hombres, rudos, vulgares, sin
modales, que llegarían a ser—con el paso del tiempo y el trato divino—evangelistas
que llegarían muy lejos: “Andrés,
hermano de Simón Pedro, era uno de estos hombres que, al oír lo que Juan dijo,
siguieron a Jesús. Andrés fue a buscar a su hermano Simón
y le dijo: «Hemos encontrado al Mesías» (que significa «Cristo»). Luego Andrés
llevó a Simón, para que conociera a Jesús. Jesús miró fijamente a Simón y le
dijo: «Tu nombre
es Simón hijo de Juan, pero te llamarás Cefas»(que significa «Pedro»).”(Juan
1:40-42. NTV)
Desconozco
si usted ha avanzado significativamente en el proceso de crecimiento personal y
espiritual, si ha experimentado reveses o tal vez se encuentra estancado. Lo
que sí sé es que, en manos de Dios, Él transformará sus debilidades, errores y
temores, en potencialidades que serán muy útiles en Sus manos.
Deje que Dios obra en su vida
Si lo permitimos, Dios nos moldea y lleva siempre a nuevos niveles |
El autor y conferencista, Glyn Evans, lo describe
de la siguiente manera: “Es algo
maravilloso que Jesucristo no nos ve como somos; Él ve lo que podemos llegar a
ser. Aún más, Él es capaz de transformar lo que somos hasta llevarnos a agotar
nuestro potencial. Soy una persona diseñada para el futuro. Dios me ha asignado
un papel “importantísimo” en su libro eterno. Los ojos de escultor divino me
han contemplado y me ha escogido para moldearme.”(W. Glyn Evans. “Celebrando a
diario con el rey”. Editorial Portavoz.
EE.UU. 1996. Pg. 4)
No se desanime. Usted fue concebido
para grandes cosas. Dios tiene un plan maravilloso para usted. El rey Salomón
escribió: “¿Qué es lo que en verdad gana la gente a cambio de tanto
trabajo? He visto la carga que
Dios puso sobre nuestros hombros. Sin
embargo, Dios lo hizo todo hermoso para el momento apropiado. Él sembró la
eternidad en el corazón humano, pero aun así el ser humano no puede comprender
todo el alcance de lo que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin. Así que llegué a la conclusión de que
no hay nada mejor que alegrarse y disfrutar de la vida mientras podamos. Además, la gente debería comer, beber y aprovechar el fruto de
su trabajo, porque son regalos de Dios.”(Eclesiastés 3:9-13. NTV)
Insisto: Dios no lo ve tal como
usted es hoy. Lo mira como puede llegar a ser. En Colombia hay un pueblo
hermoso que le invito a conocer. Se llama Barichara. Allí se esculpe la piedra
de manera magistral. Los artesanos no ven un pedazo de roca, ven la imagen que
alcanzarán al trabajar con martillo y cincel por algún tiempo. Es lo que hace
el Señor cuando nos rendimos a Él.
Glyn Evans precisa al respecto que: “Él nos está formando para mañana, para el futuro, para
la eternidad. El limitar nuestro enfoque con lo que desanima, impide ver la
perspectiva de lo que podríamos llegar a ser si permitiéramos que Dios hiciera
su obra en nuestro ser.”(W. Glyn Evans. “Celebrando a diario con el rey”. Editorial Portavoz. EE.UU. 1996. Pg. 4)
Puedo
asegurarle que si entrega su vida en manos de Jesucristo y le permite trabajar
todas las áreas de su vida, no solamente logrará corregir los errores, superará
los miedos, olvidará el dolor de quienes le han causado daño, perdonará a su
cónyuge y tantas cosas que en nuestras fuerzas resultan imposibles, hasta
alcanzar un nivel de realización personal, el que usted tanto ha anhelado.
Si
no ha recibido a Jesús como el Señor de su vida, hoy es el día para que le abra
las puertas de su corazón. Puedo asegurarle que no se arrepentirá. Si tiene
alguna inquietud, por favor, no dude en escribirme a webestudiosbiblicos@gmail.com
o llamarnos al (0057)317-4914705
© Fernando Alexis Jiménez
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