Dios desea que profundicemos en la oración |
Fernando Alexis Jiménez
Cuando comenzamos a desarrollar intimidad con
Dios, avanzamos significativamente en el proceso de orar y tener comunicación
con Él. Es un nivel al que todos deseamos llegar. ¿Se logra rápidamente? El
interrogante tiene dos respuestas: La primera que sí es posible, y la segunda,
que esa posibilidad está ligada al grado de dependencia que desarrollamos de
nuestro amado Padre celestial.
El apóstol Pablo, uno de los más grandes
discipuladores y apóstoles de todos los tiempos, lo describe en la carta que
dirige a los creyentes de Corinto: “¿Qué
pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré
con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.”( 1 Corintios 14:15
)
Observe cuidadosamente que hay dos
componentes en esta instrucción: La primera, orar en el espíritu—que es un
diálogo directo con Dios—y la segunda, que orar en ese grado de intimidad con
el Señor no nos exime de ser conscientes de lo que decimos.
El autor y evangelista del siglo pasado, R.
A. Torrey, escribió: “La verdadera
oración es oración en Espíritu, es decir, la oración que el Espíritu inspira y
dirige. Cuando venimos ante la Presencia de Dios debemos reconocer “nuestra
debilidad”, nuestra ignorancia de qué es lo que debemos pedir, o de cómo orar,
y en la conciencia de nuestra total incapacidad para orar bien debemos buscar
ayuda en el Espíritu Santo, entregarnos a Él por completo para que dirija
nuestras oraciones, guíe nuestros deseos y nos lleve a expresarlos.”(R. A. Torrey.
“Cómo orar”. Editorial Peniel. Argentina. 2006. Pg. 66)
El asunto parece complejo pero es muy
sencillo. ¿Por qué razón? Porque hasta el momento hemos orado en un nivel
básico pero es necesario adentrarnos en aguas profundas que se derivan de una
intimidad con nuestro Supremo Hacedor. Y esa intimidad no se alcanza con unos
cuantos minutos de oración, sino con Permanencia en Él.
¿Qué ocurre cuando oramos en el Espíritu?
Una de las preguntas más
frecuentes cuando abordamos el tema, es: ¿Qué ocurre cuando oramos en el
Espíritu? La respuesta gravita alrededor de una respuesta: es una oración que
elevamos conforme a la voluntad de Dios, voluntad que nos ayuda a conocer el
Espíritu Santo.
Torrey aborda de nuevo el
tema, al escribir: “Cuando oramos en el Espíritu,
oramos por cosas correctas y de la manera correcta. Habrá gozo y poder en
nuestra oración.”(R. A. Torrey. “Cómo orar”. Editorial Peniel. Argentina. 2006.
Pg. 68)
No podría despedirme sin antes invitarle para
que reciba a Jesucristo como su Señor y Salvador. Es la mejor decisión que
jamás podamos tomar. Es el principio para comenzar un proceso de crecimiento
personal y espiritual, el que tanto hemos anhelado.
© Fernando Alexis
Jiménez
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