Una mujer insensata no contribuye a edificar el hogar sino a deteriorarlo |
Fernando
Alexis Jiménez
Lo que Rocío dejó de hacer un día
cualquiera, no se acuerda cuál ni la fecha, fue dejar de lado el orgullo que no
le permitía reconocer errores en los conflictos que tenía con su esposo.
Generalmente estimulaba las discusiones con el propósito de no admitir sus
fallas. “Era muy caprichosa”,
reconoce.
Ella
sentía que si aceptaba sus yerros, perdería terreno en la relación y su esposo
comenzaría a abusar de ella.
El
paso de ser humilde, le significó que las relaciones dejaran de ser tensas, de
un lado con su esposo, y de otro con los hijos, ya que también ellos se veían
afectados con las permanentes discusiones.
¿Cómo
emprendió el proceso de transformación? Cuando leyó en la Biblia que: “La mujer sabia edifica su
hogar, pero la necia con sus propias manos lo destruye.”(Proverbios 14:1. NTV)
Todos
los seres humanos podemos cambiar. No es fácil si lo intentamos en nuestras
fuerzas; sin duda, fácilmente nos daremos por vencidos.
Lo
esencial dentro del proceso de transformación es dejar de lado el orgullo que
nos lleva a justificar todos nuestros errores y la inclinación a echarles a
culpa a los demás.
Rocío
comprobó que el cambio es un camino que damos paso a paso. Si nos estancamos o
volvemos atrás, es imperativo reemprender el sendero con ayuda de Dios. No
estamos solos, Dios está a nuestro lado, nos concede sabiduría y nos da la
fortaleza necesaria para seguir adelante. ¡Es posible cambiar con el poder del
Señor!
Si no
ha tomado la mejor decisión de su vida que es recibir a Jesús como Señor y
Salvador, le invitamos para que lo haga hoy. No se arrepentirá. Si tiene alguna
inquietud, no dude en escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com o
llamarnos al (0057)317-4913705
© Fernando Alexis Jiménez
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