Desarrolle una disciplina diaria de oración |
Fernando
Alexis Jiménez
¿Cuál es el paso más
importante de un hombre o una mujer comprometidos con el Reino de Dios? Su vida
devocional diaria. Es uno de los procesos más complejos porque quizá nos gusta
leer las Escrituras, ver buenos vídeos cristianos, asistir a la congregación,
pero reconozcámoslo: a muchos se nos dificulta la oración.
Probablemente
no es su caso, o por el contrario, forma parte del ejército de millares de
personas en todo el mundo—de todos los países, etnias y lenguas—que reconocen
la prevención que tienen frente a temas relacionados con la oración. “Si me desvelo, el mejor remedio para
conciliar de nuevo el sueño, es orar.”, dijo una mujer sincera,
reconociendo que le resultaba complicado apartar tiempo para hablar con el
Señor.
Admitámoslo:
quizá ser líderes, aún con todas las enormes responsabilidades que un cargo
representa, no nos inquieta tanto como la necesidad que tenemos quienes tenemos
el privilegio de servir a Dios, de pasar tiempo en Su Presencia. No de otra
manera podríamos servirle eficazmente.
Él nos ayuda
en el proceso de cambios pero también en los pasos siguientes, encaminados al
crecimiento personal y espiritual. Esa es la razón por la que orar está
íntimamente ligado a nuestra vida cristiana y al ministerio que desarrollemos.
Hasta tanto lo hagamos, seremos ineficaces en el Reino.
El
conferencista internacional, Gary J. Oliver, lo explica en los siguientes
términos: “Sólo cuando nos sometemos a
Dios devotamente en la oración, y humildemente buscamos su sabiduría, su dirección
y su fuerza día a día, maduraremos en nuestra re y reflejaremos la naturaleza
de Su Hijo por su gracia; Él hará por Su Espíritu que mora dentro de nosotros.
De hecho, Él quiere eso para nosotros más que cualquier cosa, y está esperando
nuestra cooperación.” (Gary J. Oliver. “Siga hasta la meta”. Editorial Unilit.
EE.UU. 1996. Pg. 44)
¿Cuánto
tiempo lleva sin orar? Por favor, tómese unos cuantos segundos para responder
honestamente a este interrogante. Y súmele una segunda pregunta: ¿Creo que sin
pasar tiempo ante el Dueño de la obra, seré altamente eficaz como obrero? Sin
duda la respuesta a estos dos cuestionamientos le llevará a reconsiderar sus
conceptos y a reconocer que debemos pasar más tiempo en oración.
Desarrolle intimidad con Dios
Sólo cuando
desarrollamos intimidad con Dios podemos conocerle y, además, ser más vigorosos
en lo que emprendamos ya que Él es quien nos enseña, guía y fortalece para
cumplir nuestra misión.
Permanecer en
Dios es esencial. La Permanencia va de la mano de la intimidad y si hay
intimidad, Dios nos revelará sus secretos. Recuerdo el caso de un pastor que,
tras ser encargado de una congregación en crisis, con una deuda superior a los
250 mil dólares, no encontró más que ser obediente a sus superiores y dedicarse
a clamar. “Por varias semanas no hacía
otra cosa que orar. Leía la Biblia y oraba. Las personas preguntaban: ¿Y el
pastor? Y la secretaria les respondía: “Está
orando”. Algunos hasta se disgustaron”, relata.
No obstante,
siguió firme en la búsqueda del Señor en el lugar secreto hasta que Dios le dio
la estrategia para salir victorioso de aquella situación. Poniendo en práctica
las enseñanzas que el Padre celestial le dio en aquellos tiempos de intimidad,
la congregación comenzó a reverdecer. Hoy tiene cerca de cinco mil miembros… La
Intimidad sumada a la búsqueda de Dios en oración es igual a Resultados.
Permítame
decirle que no es algo nuevo. Es algo que siempre ha estado en la Biblia. El
Señor Jesús lo enseñó claramente a sus discípulos y a nosotros hoy: “Permanezcan en mí, y yo permaneceré en
ustedes. Pues una rama no puede producir fruto si la cortan de la vid, y
ustedes tampoco pueden ser fructíferos a menos que permanezcan en mí... Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes,
pueden pedir lo que quieran, ¡y les será concedido!”(Juan 15:4, 7. NTV)
Nadie nos
obligará a depender en todo momento del Señor. Somos usted y yo quienes tomamos
la decisión. Si deseamos ser eficaces en el ministerio que el amado Creador nos
ha dado el privilegio de tener a cargo, debemos ser hombres y mujeres de
oración.
Escoja un lugar secreto
No importa cuán ocupado
pueda encontrarse: Defina un lugar secreto en el cual reunirse con Dios. Es
cierto, hay momentos en los que caemos rendidos y apenas vamos a la cama,
quedamos fundidos de sueño hasta el
día siguiente. No obstante, que no pase un solo día sin que haya buscado al
Señor en oración.
No hay nada más enriquecedor espiritualmente que orar diariamente |
El Señor Jesús
enseñó este poderoso secreto a multitudes y nos transmite ese principio a
nosotros hoy: “Pero tú, cuando ores,
apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti y ora a tu Padre en privado.
Entonces, tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará.”(Mateo 6:6. NTV)
El lugar
secreto puede ser su oficina. Cierre las puertas y coloque un letrerito a la
entrada: “Ocupado. No interrumpir”. Y
ese tiempo, dedíqueselo totalmente a Su Creador. Es tanto como rendir cuentas
al gerente de la compañía para la que trabajamos, pero al mismo tiempo, el
momento en el que podemos abrir nuestro corazón y contarle cómo nos sentimos,
cuáles son nuestras expectativas y qué tipo de fortaleza y para qué la
requerimos.
Su habitación
también puede ser el lugar secreto en
el que busca a Su Creador al comenzar y terminar la jornada diaria.
Hay quienes
hablan con el Padre celestial mientras conducen a la oficina o quizá se
encuentran inmersos en un prolongado embotellamiento de vehículos. Generalmente
las personas alrededor estarán tan ocupadas que no se quedarán mirándole si sus
labios se mueven mientras murmura una oración.
No permita
que concluya este día sin que haya definido su lugar secreto para encontrarse con Dios. Es un principio del Reino
de Dios que enriquecerá grandemente su vida espiritual.
Defina un horario para la búsqueda de Dios
Como siervos de Dios,
deseosos de ser eficaces en el servicio al Reino, es esencial que definamos un
horario cada día para esos encuentros
con el Creador. ¿Por qué resulta importante? Porque generalmente nos ocupamos
en tantos rudimentos del servicio eclesial, que descuidamos lo más importante.
Puede que sea inconsciente, pero siempre encontraremos algo qué hacer, y nos apartará de la intimidad que debemos
desarrollar con Dios en oración.
El rey David,
uno de los hombres grandes de la historia bíblica, había definido la madrugada
como el tiempo de búsqueda del Señor. Era una disciplina que difícilmente
modificaba. Fue ese convencimiento el que le llevó a escribir: “Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed
de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde
no hay aguas…”(Salmo 63:1: Reina Valera 1960)
Tal vez en el
día nos resulte imposible sacar tiempo para orar y en la noche llegamos
rendidos. Si es así, no se levante hasta tanto haya orado a Dios.
El Señor
Jesús oraba al comenzar y al terminar la jornada diaria. El evangelio señala
que “A la mañana siguiente, antes del amanecer, Jesús se
levantó y fue a un lugar aislado para orar”(Marcos 1:35 NTV)
Pero algo es significativo también: A pesar del cansancio, el Señor Jesús no
perdía tiempo y al terminar sus ocupaciones, iba a un lugar secreto a orar,
como relata el evangelista Mateo: “Después de esto, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca,
para que cruzaran el lago antes que él y llegaran al otro lado mientras él
despedía a la gente. Cuando la hubo despedido, Jesús
subió a un cerro, para orar a solas. Al llegar la noche, estaba allí él solo,
mientras la barca ya iba bastante lejos de tierra firme.”(Mateo
14:22-24. Reina Valera 1960)
Si la oración
se convierte para nosotros en una disciplina diaria, tenga la certeza que
creceremos en ella diariamente y nos preocupará lo cansados que nos encontremos
sin antes ir al Señor en Su búsqueda.
Encontrar a Dios sólo es posible si lo buscamos
Quizá uno de sus mayores
anhelos como hombre o mujer que sirve a Dios, es desarrollar intimidad con Él.
Desea conocerlo y en esa dirección a enfocado sus esfuerzos para buscarlo. Si
es así, el mejor camino para encontrarnos con Él es la oración.
Hablando al
pueblo de Israel por medio de Moisés, y a nosotros hoy, el Señor instruyó: “Sin
embargo, desde allí, buscarán nuevamente al Señor su
Dios. Y si lo buscan con todo el corazón y con toda el alma, lo encontrarán.”(Deuteronomio
4:29. NTV)
No desmaye en
ese propósito de encontrarse con el Señor, de conocerle. Hoy es el día para que
reavive ese deseo. Buscarlo implica perseverar, estar comprometidos a tiempo
completo porque nuestro Dios no es un Dios de medio tiempo como enseña el autor
y conferencista internacional, Bill Mac Cartney: “Dios no es un Dios a tiempo parcial. Él está allí para cualquiera que
le busque de todo corazón, mente y alma. Nada nos hará profundizar más en
nuestra relación con Dios que la oración ferviente... La oración es el regalo
de Dios para nosotros. Es el espacio donde Él nos revela una porción de su
corazón. Pero sorprendentemente, la oración es la disciplina más descuidada en
la Iglesia hoy.”(Bill Mac Cartney. “Siga hasta la meta”. Editorial Unilit.
EE.UU. 1996. Pg. 23)
Volvernos a
Dios y encontrarle es posible. Basta que dispongamos nuestro corazón para esa
búsqueda que comienza y siempre proseguirá en oración. Aparte tiempo y un lugar
secreto para orar. Es la mejor decisión que jamás podrá tomar, y que sin duda,
le resultará altamente satisfactoria y enriquecedora para su vida personal y
espiritual.
Si tiene
alguna inquietud, por favor no dude en escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com o
llámenos al (0057)317-4913705
© Fernando
Alexis Jiménez
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