Es necesario ser cuidadosos respecto a quién nos impone manos |
Fernando Alexis Jiménez
La imposición de manos ha generado sinnúmero de
controversias. Hoy día, sin fundamento bíblico, se han articulado muchas corrientes
de opinión y hasta doctrinas que han generado más detrimento que beneficio a la
iglesia cristiana. ¿Por qué razón?
Porque –por ejemplo—muchos de los que realizan imposición de manos,
literalmente “empujan” a la persona
por la que oran para que caigan al piso.
Eso,
por supuesto, no es necesario. Cuando el Espíritu Santo se mueve en medio
nuestro, obra como quiere.
De
visita misionera en Éfeso, el apóstol
Pablo les interrogó si conocían del Espíritu Santo. Al conocer que no sabían
nada al respecto, despejó sus inquietudes. “Cuando oyeron
esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto
las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y
profetizaban.”(Hechos 19:1-6)
Se
colocan las manos sobre alguien con un propósito específico. En este caso era
para que Dios a través de Pablo –como instrumento útil—fluyera, trayendo
ministración espiritual.
Imposición de
manos, un distintivo especial
También se encuentra registro Escritural sobre
imposición de manos con el objetivo de traer—por el poder de Dios—sanidad a
alguien, como se los explicó el Señor Jesús: “Y
estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios;
hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa
mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y
sanarán.”(Marcos 16:14-18)
El propio Señor Jesús imponía manos a los niños, y en ocasiones, a quienes sanaba... |
Observe
que la hacer la imposición nos constituimos en instrumentos del Dios de poder
en quien hemos creído; pero debe mediar un propósito específico.
También
en cierta ocasión al Señor Jesucristo “...le fueron presentados unos niños, para que pusiese
las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron. Pero Jesús
dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es
el reino de los cielos. Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se fue de allí.”(Mateo
19:13-15).
Los
textos que acabamos de leer nos muestran que debe haber un propósito claro
cuando se obra así, y no porque tal o cual “sintió
en su corazón imponer manos”.
Personalmente
tampoco me dejo ministrar por cualquier persona, así por que así. Y, con
fundamento en las Escrituras, encuentro que es una posición sabia y prudente.
Si alguien me ministra, debe evidenciar testimonio de vida cristiana y
consagración.
No
podría despedirme sin antes invitarle a que reciba a Cristo Jesús como su único
y suficiente Salvador, que marca una nueva vida y es el comienzo de una
existencia plena, de crecimiento en todas las áreas. Si tiene alguna inquietud,
por favor no dude en escribirme a webestudiosbiblicos@gmail.com
o llamarnos al (0057)317-4913705
© Fernando Alexis Jiménez
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