No podemos dejar tentar siquiera con la idea de apartarnos de Dios |
Fernando
Alexis Jiménez
Caminar en un nuevo sendero de vida, en el que
comenzó a reemplazar su comportamiento de padre mal tratador, constituyó uno de
los pasos de mayor significación para Ricardo. Lucía su mujer estaba feliz, aun
cuando no se fiaba pronto de sus pretendidos cambios. No obstante el paso de
los días la convenció. Aceptó que salieran de nuevo, que sacara a sus hijos los
domingos en la tarde, y aceptar que si demoraba una hora en llegar a casa, es
porque sin duda se encontraba trabajando en la oficina.
Dos
historias, dos escenarios diferentes, dos finales diametralmente opuestos. Ricardo se afirmó en Cristo y experimentó una
transformación total con su familia. Juan en cambio, se dejó arrastrar de nuevo
por el mundo.
El
problema estriba en aprender nuevos principios, contenidos en el libro de los
triunfadores que es la Biblia, pero no hacerlos vida en nuestra vida.
Una
vida de cambio
La
vida en Cristo debe ser de cambio, de transformación, de una renovada forma de
pensar y de actuar. El reconocido autor y conferencista español, Roberto Velert
Chisbhert, escribe: “Uno ve,
desgraciadamente, que no hay una relación directa entre el número de los que
van a la Iglesia y el nivel de fraternidad que se vive”. (Roberto Velert Chisbhert. “De la vida real”. Editorial CLIE.
España. 1991. Pg. 13) Si no damos lugar a que la Palabra de Dios tome forma
en nosotros, no habrá modificaciones en nuestro comportamiento, y sin duda,
pronto volveremos atrás.
Una
realidad triste, sin duda, pero que es necesario enfrentar y de la que habló el
rey David: “Los que lo abandonen, perecerán, porque
tú destruyes a los que se alejan de ti.”(Salmo 73:27. NTV)
Volver
atrás del camino de Salvación, y permitir que la mundanalidad vuelva a
gobernarnos, es la peor decisión que una persona puede tomar. “No se en qué momento me alejé de Dios, pero
muy pronto no quería ir a la Iglesia, leer la Biblia y menos orar. Ahora estoy
tratando de volverme a Él”, confesaba una joven universitaria que se apartó
de los caminos del Señor.
Fidelidad
a Dios
Nuestra
meta debe ser permanecer fieles en la nueva vida que Dios nos ofrece. Nos
asegura la victoria, y también a nuestra familia. Caminar tomados de la mano
del Padre celestial, nos lleva a experimentar paz interior, un mejor nivel de
vida, y bendiciones. El Supremo Hacedor se convierte en nuestro ayudador en
todas las circunstancias.
Al
respecto, el rey David escribió: “En cuanto a mí, ¡qué bueno es
estar cerca de Dios! Hice al Señor Soberano mi
refugio, y a todos les contaré las maravillas que haces.”(Salmo
73:28. NTV)
La
decisión de experimentar cambios en nuestra existencia y permanecer en el
sendero de la vida, es nuestra y nada más que nuestra. Si ejercemos influencia
en una familia, la mejor determinación que podemos tomar es la fidelidad al Señor. Compromiso y
perseverancia, he ahí dos palabras claves que deben reflejarse en acciones
concretas.
Desconozco
cómo ande su vida personal y su familia, pero lo que sí puedo asegurarle es que
si se prende de la mano del Señor Jesús, su vida será diferente y podrá
disfrutarla a plenitud. Hoy es el día para que lo haga. Recuerde, Cristo jamás
nos dejará solos; nos fortalecerá para que sigamos en Sus caminos…
© Fernando Alexis Jiménez
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