Un jovencito de 19 años, con fe, mostró que se puede llegar muy lejos... |
Fernando
Alexis Jiménez
Feliks Zemdegs logró una hazaña. El producto de muchas horas de
esfuerzo. Recuerda incluso que se acostaba muy tarde. “Lo intentaba una y otra vez”, relata. A sus 17 años se convirtió en el nuevo Campeón del Mundo en la resolución del Cubo de
Rubik en la justa celebrada en Las Vegas, EE.UU.
El chico que se ha abstenido de
muchas cosas demostró tener unas de las manos más hábiles del planeta tras someterse
a diferentes pruebas durante la competición y salir vencedor en muchas de
ellas.
El joven australiano registró la
mejor marca única del torneo, completando el juego en 7,36 segundos, y se llevó
de paso, los 3.000 euros del premio. Su nueva meta: Batir el record mundial del
cubo Rubik que es de 5,5 segundos, actualmente en posesión del holandés Mats
Valk, que acabó el campeonato en segunda posición.
¿Es posible llegar lejos, superando
a los mejores? Sin duda que sí. Es posible en cualquier área. Recuerdo el caso
de un ciclista caleño, a quien le falta una de sus piernas. No obstante la
limitación, llegó a materializar el sueño de ser uno de los mejores velocistas
de su generación. Escala montañas en su caballito de acero con una facilidad
extraordinaria…
Llamados
a vencer
Dios nos concibió para grandes
logros. Dentro de cada uno de nosotros hay enormes potencialidades que se deben
desarrollar. No es en nuestras fuerzas, sino con ayuda de Él. Nuestro amado
Padre celestial nos permitirá avanzar, escalar, llegar a la cima. Ser
vencedores sobre grandes iniciativas, aun cuando parezca imposible.
¿Y qué de nuestra familia? Como
padres tenemos la enorme responsabilidad de sentar las bases para que—con ayuda
de Dios--, nuestros hijos se conviertan en triunfadores. Es posible, podemos
lograrlo.
Al respecto, el rey David escribió: “En Dios
haremos proezas, y El hollará a nuestros adversarios.”(Salmo
60:12. La Biblia de Las Américas)
Es cierto,
tenemos sueños y metas, pero hay una enorme brecha entre lo que anhelamos y lo
que podremos lograr. En nuestras fuerzas resultará difícil, pero muy fácil si
dependemos de Dios.
Ahora, probablemente nosotros o
nuestra familia enfrentan dificultades. Con el poder del Señor, sembraremos en
nuestros hijos las enormes potencialidades que les permitirán sobreponerse a
los obstáculos y salir airosos.
Jamás olvide que Dios nos concibió
como ganadores y en esa dirección debemos orientarnos: marcha hacia la
victoria, ser ganadores—los ganadores que Dios nos llamó a que fuéramos--. Y en
ese propósito, la mejor decisión si no la ha tomado aún, es que reciba al Señor
Jesús como su Señor y Salvador.
© Fernando Alexis Jiménez
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