Dios desea responder con poder a nuestras oraciones |
Fernando Alexis Jiménez
L
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a enfermedad se agudizó
en la vida de Laura. Los médicos no tenían explicación para la dolencia y,
salvo medicarle grageas de todos los colores y antibióticos, declararon que no
podían hacer más. “Lo sentimos, pero es
lo que podemos hacer; lo que tenemos a mano”, le dijeron a su esposo,
Roberto, un trabajador de la construcción en ciudad de México quien desesperado
veía como la vida de su mujer se escapaba de las manos.
Al principio, cuando
salía de la enorme clínica al caer la tarde, presa de la desesperación, pensó
en muchas alternativas, la más recurrente la de quitarse la vida.
Y en medio de la
desolación, decidió volver su mirada a Jesucristo. No tenía adónde ir, y los
especialistas no le daban esperanzas. “Si
Dios no lo hace, nadie más podrá hacerlo”, se repetía cada vez que decidía
doblar sus rodillas en oración.
Un domingo, una vez
terminó su jornada de trabajo en una fábrica donde ensamblaban productos electrodomésticos, sintió que algo
lo animaba a ir hasta el cuarto de habitación de su esposa, en la clínica.
--Lo estuvimos llamando para informarle que su esposa había sido dada de
alta, pero en su lugar de trabajo no quisieron pasarlo al teléfono—le dijo
el médico mientras chequeaba por última vez la orden de salida.
Laura se veía agotada,
pero feliz. Le sonrió y alzó los hombros, con ese gesto inconfundible con el
que le expresaba algunas veces que no tenía explicación a lo ocurrido. ¡Dios
respondió con poder a las oraciones de Roberto!
Un Dios de poder de nuestra parte
El Dios en el que usted
y yo hemos creído es un Dios de poder. Nada es imposible para Él. Puede obrar
en todo y en todos sin que nada le detenga. Basta que volvamos nuestra mirada a
Él y tengamos fe. No se dejará esperar para responder a nuestro clamor.
En cierta ocasión y como
lo relata el Evangelio de Marcos en el capítulo 11, el Señor Jesús maldijo una
higuera y la planta se secó. Sus discípulos estaban sorprendidos. Él
simplemente les dijo que creyeran, y si creen—les enseñó—no habrá límites.
Le invito para que
revisemos esa poderosa instrucción del amado Maestro: “Les
aseguro que, si tienen confianza y no dudan del poder de Dios, todo lo que pidan
en sus oraciones sucederá. Si le dijeran a esta montaña: “Quítate de aquí y
échate en el mar”, así sucedería. Sólo deben creer que ya está hecho lo que han
pedido.”(Marcos 11:23, 24. Traducción en Lenguaje Actual)
Fe es confianza. ¿En quién? En ese Dios en
el que profesamos creer. No basta con decirlo, es necesario avanzar, dar pasos
de fe, confiar en Él.
El Señor Jesús enumeró
los elementos fundamentales para que ocurran los milagros:
1. Confianza en Dios
2. No dudar
3. Pedir en oración
4. Reconocer que para Dios no hay límites
5. Tener claro que Dios responde a nuestras
oraciones
Cinco fundamentos
sencillos que pueden transformar su existencia. Basta que los ponga en
práctica. Nuestro Dios es un Dios de poder, por favor, no lo olvide jamás.
¿Tiene alguna situación
difícil que no ha podido resolver? ¿Requiere acaso de un milagro? ¿La ciencia
ha dicho que su enfermedad no tiene cura? Si es así, felicitaciones. “¿Por qué?”, me preguntará usted. Mi
respuesta es sencilla: Cuando nos encontramos al final del camino, y volvemos
nuestra mirada a Dios, es cuando Él se glorifica. ¡Hoy es el día para su
milagro!
Quizá es la
primera vez que lee sobre estos temas. Desconoce el poder de Jesucristo, poder
que liberta y transforma. ¿Desearía recibirlo hoy? Puedo asegurarle que no se
arrepentirá. Él traerá cambio y crecimiento personal y espiritual a su
existencia. Hágalo mediante una sencilla oración. Reconózcalo como Su Señor y
Salvador.
Si tiene
alguna inquietud, por favor, no dude en escribirme a webestudiosbiblicos@gmail.com o
llamarme al (0057)317-4913705.
© Fernando Alexis Jiménez
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