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¡Dios mío, necesito un milagro...!

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Dios desea obrar un milagro hoy en nuestra vida
Fernando Alexis Jiménez
Si eres Dios, entonces obra un milagro”, gritó presa de la desesperación en la pequeña capilla de la clínica, cuando los médicos le anunciaron que su pequeño hijito, de apenas dos días de nacido, estaba para morir. La enfermedad que descubrieron, estaba tomando fuerza en todo el pequeño cuerpecito.


Vamos, respóndeme, Dios”, vociferó de nuevo para encontrarse con el silencio apacible de un lugar solitario, rodeado de sillas, en la que pareciera sentirse al Señor mismo, a su lado. Se sentó con angustia y dejó que las lágrimas brotaran como un manantial inagotable.

El poder del Creador se manifestó en el pequeñín. No lo hizo para probar que su poder era ilimitado sino por misericordia. Una semana después daban de alta a su esposa y al recién nacido. Aunque no imaginó que ocurriría un milagro, Dios le demostró que estaba atento a su desesperación y que, en su infinito amor, iba en su ayuda para mostrarle que hay alguien Superior, que hace posible todas las cosas...

Nuestro Supremo Hacedor nos oye cuando oramos. Él tiene poder ilimitado para manifestarse en nuestras vidas. Sin embargo es necesario ir a Su presencia con humildad, reconociendo que la misericordia divina es la que responde. No tenemos méritos para recibir nada. Es simplemente y llanamente por el amor de Aquél que nos creó.

“Un día algunos maestros de la ley y fariseos se acercaron a Jesús a pedirle que realizara algún milagro que demostrara que realmente era el Mesías. Pero Jesús les contestó:--Solo una nación perversa e infiel pediría más señales; pero no se le dará ninguna más, excepto la señal del profeta Jonás. Porque de la misma manera que Jonás estuvo en las entrañas de un monstruo marino tres días y tres noches, yo, el Hijo del Hombre, pasaré tres días y tres noches en las entrañas de la tierra”(Mateo 12:38-40. La Biblia al Día).

El amado Señor Jesús  les dijo que los milagros y señales no son para despertar admiración, voces de sorpresa ni tampoco para demostrar que en nosotros hay más espiritualidad que en otros. Él obra cuando quiere y en quien quiere.

En su existencia o la de alguien cercano puede producirse un milagro; no lo pida como un reto a Dios, pídalo como un don que usted y yo, con la mano en el corazón, no merecemos.

No cese de clamar. Hágalo con fe, dejando de lado toda sombra de duda. Persevere (Lucas 18:1). No permita que los incrédulos, que no han de faltar a su alrededor, le lleven a desistir. ¡Dios responderá!. Créalo.

Si desea que le ayudemos a interceder por ese milagro, escríbanos ahora mismo a webestudiosbiblicos@gmail.com o llámenos al 0057-317-4913705

© Fernando Alexis Jiménez

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