INICIO » » ¿Está dispuesto a seguir en un laberinto sin salida?

¿Está dispuesto a seguir en un laberinto sin salida?

expr:id='"post-body-" + data:post.id'>
Infinidad de personas en el mundo están en un laberinto

Fernando Alexis Jiménez
L
a situación matrimonial empeoraba. Ricardo no encontraba una solución. Cada nuevo diálogo con su esposa desembocaba en una tremenda gresca. Se sentía desesperado. Él mismo no quería que fuera así, pero las dificultades se multiplicaban cada día. “No sé qué hacer”, se repetía en medio de la desesperación.

En medio de su angustia pensó en muchas alternativas, desde irse de casa caminando por una carretera que jamás llegara a ninguna parte, hasta quitarse la vida.

No sabía qué hacer. Era un común denominador al que llegaba cuando pensaba en la crisis que asaltaba su hogar. Las constantes discusiones con Eleonora, su mujer, estaban resquebrajando la relación con los hijos. Ellos preferían no dirigirle la palabra. Incluso, llegar a casa se había convertido en un martirio para él, porque sabía que era el comienzo de un pugilato.


Esa situación persistió hasta que decidió rendir su vida a Jesucristo y permitirle a Dios que ocupara el primer lugar en su familia. Esa decisión fue la que marcó el antes y el después, no solo en su vida sino en la relación con su esposa.

Tal vez usted enfrenta un cúmulo de dificultades similares. Está angustiado. Cree que no hay salida al laberinto. ¿Ya pensó en volver su mirada a Dios? Puedo asegurarle que es una ruta hacia el crecimiento personal y espiritual que agradecerá por siempre. Es muy sencillo, basta que aplique los tres principios que enumero a continuación:

1. Es necesario hacer un alto en el camino

Cuando Ralph estaba en el punto más crítico de su situación financiera, hasta el punto que debía mucho dinero, los acreedores lo esperaban a las puertas de la oficina y, a pesar de que lo intentaba una y otra vez, las cuentas nunca daban, lo primero en lo que pensó fue en quitarse la visa. “Era la única alternativa que veía a mano”, relató al recordar la noche en la que después de haber consumido alcohol, sacó el revólver del escritorio y quiso dispararse.

Estaba solo y en la desolación de su habitación solo podía apreciarse el débil resplandor de una lámpara de noche.

Por mucho que daba vueltas al asunto parecía no encontrar salida al laberinto que atravesaba diariamente; un martirio que iniciaba al abrir los ojos y que persistía hasta que, bien entrada la madrugada, conciliaba algo de sueño, cansado por el trajín diario. “Iba a disparar cuando recordé a mi madre: Sus consejos y algo en lo que siempre me insistió, y era que en ninguna circunstancia estaba solo porque Dios estaba conmigo.”

Ese fugaz pensamiento le llamó a desistir de su decisión. Y empezar un nuevo camino, porque decidió vivir y—prendido de la mano del Señor Jesús—empezar a buscar soluciones para las crecientes deudas…

Todos los seres humanos debemos hacer un alto en el camino. Detenernos. No dilatar la determinación de cambiar. Con frecuencia la dejamos para mañana y ese mañana nunca llega.

El patriarca Job escribió hace muchos siglos: “Si te vuelves al Todopoderoso, serás restaurado, por lo tanto, limpia tu vida. Si renuncias a tu codicia del dinero y arrojas tu precioso oro al río, el Todopoderoso será tu tesoro. ¡Él será tu plata preciosa!». ” (Job 22:23-25. Nueva Traducción Viviente)

¿Cuál es el principio para ser restaurado y retomar el sendero apropiado en nuestra existencia? La respuesta es sencilla y categórica: volvernos a Dios. Es una decisión personal, a la que nadie nos obliga. Está íntimamente ligada a renunciar a todo aquello que resulta perjudicial en nuestra existencia.

Dios desea que no solo nosotros sino la familia, vivamos plenamente
Volvernos a Dios no es otra cosa que otorgarle el primer lugar. Dejar que Él sea quien gobierne lo que pensamos y hacemos. Y, sin duda, es una opción—la mejor—de la que jamás nos arrepentiremos.

2. Restablecer la intimidad con Dios

Fue una familia de artistas de circo que protagonizaron actos que pasaron a la historia. Los Wallenda se caracterizaron pos desafiar las alturas. Hasta un momento desafortunado en 1978 cuando Karl Wallenda, el primero de toda una generación, perdió la vida al caer al vacío cuando presentaba su acto en la cuerda floja en Puerto Rico. Lo había hecho durante cincuenta años.

Para conmemorar su muerte, 33 años después, su nieto Rick Wallenda, desafió la muerte al balancearse a lo largo de un cable de 250 pies que estará colocado entre dos edificios de la avenida González Giusti, en los predios del Centro Comercial San Patricio Plaza, en la isla de Puerto Rico.

Confiaba en su padre natural. Sabía que si él estaba muy cerca, nada podría pasarle. Por eso se animó a caminar en la cuerda floja y lo hizo por mucho tiempo.

La esencia de esta historia se podría resumir en tres palabras: decisión, confianza e intimidad. No de otra manera los hijos y nietos de Karl Wallenda se habrían arriesgado a caminar en tremendas alturas. Simplemente sabían que él estaba muy cerca y daban pasos, donde los demás simplemente se habrían desmoronado de temor.

Y justamente decisión, confianza e intimidad son tres elementos que marcan nuestra relación con Dios: Una relación que comienza al volvernos a Él, rendirnos ante Su Presencia, y comenzar a orar.

El patriarca Job escribió: “Entonces te deleitarás en el Todopoderoso y levantarás tu mirada a Dios. Orarás a él, y te escuchará, y cumplirás los votos que le hiciste.”(Job 22:26, 27. Nueva Traducción Viviente)

Volvernos a Dios y desarrollar intimidad con Él en oración, nos permite avanzar, crecer, llegar a nuevos niveles siempre. No habrá oportunidad de llegar a nuevas dimensiones en el ámbito espiritual sino hay oración. Orar es esencial, y nos abre puertas para que las grandes cosas sucedan. Si nos volvemos a Dios, no solamente Él nos escuchará sino que, además, responderá con poder a nuestras peticiones.

Hoy es el día para decidirnos a crecer en nuestra vida espiritual. Lo hacemos, ante todo, volviéndonos a Dios, y en segundo lugar, desarrollando con Él intimidad en oración.

3. Dios nos abre puertas a la prosperidad

Por mucho tiempo en mi pueblo, ese lugar apacible de casas grandes y enormes patios llenos de flores donde pasé buena parte de mi lejana voluntad, los ancianos solían repetir una frase cargada de sabiduría: “Todos siembran, pero no todos cosechan igual”. En esencia se referían a que no todas las personas obtienen los mismos resultados.

Conforme pasan los años y cada vez que leo la Biblia, me convenzo de este principio. El secreto para ser bendecidos es caminar con Dios (Cf. Proverbios 10:22). Está contenido en las Escrituras y se ha cumplido por siglos; de hecho, se seguirá cumpliendo siempre.

El patriarca Job escribió que al volvernos a Dios, Él restaurará nuestra vida, nos ayudará a crecer en intimidad con Él a través de la oración, pero además: prosperará nuestros caminos.

El autor señala: Prosperarás en todo lo que decidas hacer y la luz brillará delante de ti en el camino. Si la gente tiene problemas y tú dices: “Ayúdalos”, Dios los salvará. Hasta los pecadores serán rescatados; serán rescatados porque tienes las manos puras».”(Job 22:28-30. Nueva Traducción Viviente)

Todos estamos llamados a ser prosperados y bendecidos. No obstante, sólo unos pocos lo logran. ¿La razón? Están distanciados de Dios o sencillamente no le han abierto las puertas de su corazón. Esa es la razón por la cual su existencia es un caso y todo cuanto emprenden termina en fracaso. Podría ser diferente, pero prefieren seguir su camino, haciendo lo que creen más oportuno.

¿Se encuentra usted en una situación así? ¿Considera que está caminando al interior de una encrucijada?¿Lo ha intentado todo, sin buenos resultados? Hoy es el día para imprimirle un cambio a su existencia. Comienza cuando le abrimos las puertas de nuestro corazón a Jesucristo. Él nos permite emprender una nueva vida, llena de plenitud en todas las áreas. Pero es una decisión que solamente usted puede tomar. ¿Desea permitirle a Jesús el Señor que entre en su vida? No lo piense dos veces. Ábrale las puertas de su corazón a Jesucristo. ¡No se arrepentirá!

Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com o llamarnos al (0057) 317-4913705

© Fernando Alexis Jiménez


0 comentarios:

(C) Fernando Alexis Jiménez - Llàmenos (0057)317-4913705 - Escríbanos webestudiosbiblicos@gmail.com. Con la tecnología de Blogger.