Dios está atento a nuestras oraciones |
Fernando Alexis
Jiménez
Cuando golpeó la cama con fuerza, Sonia expresó la
contundencia de su frustración: llevaba dos años clamando por su esposo para
que cambiara. Alejandro ya no era el mismo hombre atento de antes. Del galán
que conoció y del que se enamoró perdidamente, no quedaba nada. Era la imagen
desdibujada de un pasado que—en su momento—le pareció de ensueño, como sacado
de una novela de Coryn Tellado.
--Dios mío, ¿es que
acaso no me escuchas? Por favor, óyeme. Mira mi desespero--, clamó.
Por momentos sentía que no lo soportaba más. Iba al servicio
religioso, pero no lograba concentrarse.
--Mira que si buscas a
Dios, las cosas cambiarán—le dijo Raquel, una de las hermanas en la fe y la
amiga más cercana.
En cierta ocasión, mientras leía la Biblia , encontró un
versículo que llamó poderosamente su atención: “¿Acaso Dios pervierte la justicia?¿Acaso
tuerce el derecho el Todopoderoso?”(Job 8:3, Nueva Versión Internacional). Comprendió entonces que el Señor
no la estaba “castigando”, como llegó
a pensarlo en muchas ocasiones, dando vueltas en su habitación mientras miraba
el reloj de la mesita de noche.
--Debes perseverar—le
recomendó el pastor Damián. Aunque no quería aceptarlo, razonó que no había
otra salida. Dios escuchaba sin duda sus oraciones, porque Él no puede negar su
naturaleza de Padre amoroso, que tiene cuidado de Sus hijos; no obstante,
también lo entendió, debía perseverar hasta que se produjera
la respuesta en el tiempo y a la manera de Dios.
Hora
de ponernos a cuentas con Dios
Es evidente que Dios responde a nuestras oraciones. Él no
cierra sus oídos a nuestro clamor. Sin embargo es importante que estemos a
cuentas con Él. Cuando vamos a la
Biblia encontramos esa recomendación en uno de los libros más
antiguos de la Biblia :
“Si
tus hijos pecaron contra Dios, él les dio lo que su pecado merecía. Pero
si tú vuelves la mirada a Dios, si le pides perdón al Todopoderoso, y si eres
puro y recto, él saldrá en tu defensa y te devolverá el lugar que te
corresponde.”(Job 8:4-6, Nueva Versión Internacional)
Un análisis cuidadoso del texto nos revela por lo menos tres
cosas:
Dios cambia las circunstancias a través de la oración |
1.- Muchas veces las oraciones se
ven interrumpidas, por nuestra actitud deliberada de pecar.
2.- Es posible volvernos a Dios, y
concomitante a esto, las circunstancias—que otrora lucieron adversas—,
cambiarán.
3.- Dios sale al paso frente a las
situaciones que atravesamos, nos protege y responde cuando le llamamos.
4.- Tomados de la mano del Señor,
todo puede ser como antes.
El
panorama puede cambiar
Sonia descubrió a través de su propia experiencia, que todo
puede ser diferente. La fidelidad a Dios unida estrechamente a la
perseverancia, dieron lugar a que su esposo se convirtiera a Jesucristo y hoy forme parte del cuerpo de
diáconos de la congregación. Está en tercer semestre del Seminario Bíblico en
el que se forma para pastor.
La oración desata el poder de Dios. Es un principio que
debemos guardar en lo más profundo de nuestro corazón, atesorarlo y, cuando se
presentan situaciones difíciles o que ameriten sabiduría, buscarle en procura
de ayuda. Es diferente luchar en nuestras fuerzas para alcanzar resultados
frustrantes, que hacerlo en el poder del Señor.
Todo es diferente.
Le animamos a seguir orando. No desmaye. Recuerde siempre
que Dios no solamente escucha sus oraciones sino que responde en el tiempo
oportuno y conforme a Su voluntad.
© Fernando Alexis Jiménez
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