Dios está atento a nuestras oraciones |
Fernando Alexis Jiménez
“¿Qué es perseverancia?”. La pregunta se la hizo una y otra vez
el hombre que estableció un negocio, semanas después de ser despedido de su
trabajo, para encontrarse con la realidad de unas ventas muy bajas y una
competencia despiadada en el mundo comercial.
--Por acá todo parece detenido—me explicó el
día que hablamos del asunto--. Tengo la mejor mercadería, la ofrezco a
buen precio, y sin embargo nadie compra nada. Generalmente después de preguntar
por el valor, me dicen “Voy a dar una vuelta y regreso”; pero no regresan--.
Estaba junto a una enorme barra que separaba el
espacio del público de la estancia donde se movía acuciosamente con sus
ayudantes. Un afiche de vivos colores, al lado de la máquina registradora,
invitaba a poner la mirada en Jesucristo. Se percató de que estaba leyendo el
texto.
--Lo fijé allí porque es un instrumento eficaz
para que los visitantes conozcan a Cristo—dijo a manera de explicación.
Sonrió. Retomó el tema--: Verá, yo pienso cerrar el establecimiento.
Quizá abra un expendio de licores--.
--Pero eres cristiano...—le recordé para
llevarle a comprender que era incoherente profesar fe en el Señor Jesús y
vender bebidas y cigarrillos--.
--Lo comprendo, Fernando, pero es lo único que
tiene asegurada su comercialización—objetó.
Estuvimos hablando por espacio de media hora.
Gracias a Dios entró en razón. Decidió proseguir unas semanas más. –Tal como
me aconseja, voy a perseverar--, anotó.
El comienzo no fue fácil. Hoy tiene un negocio
próspero. Hace dos días cuando hablamos nuevamente, después de sobreponerse a
cualquier cantidad de problemas, ofreció la ayuda que necesitara en la misión
evangélica que estamos plantando al oriente de Santiago de Cali.—No puedo olvidar
que usted fue quien me hizo reflexionar sobre el valor de la perseverancia—dijo.
Intentarlo
una y otra vez
“¿Qué es perseverancia?”. Ahora quizá tiene una visión más aproximadaza
de lo que significa. En síntesis es intentarlo una y otra y otra vez hasta
lograr las metas propuestas.
Los hombres de Dios se caracterizaron por
perseverar. La Biblia abunda en ejemplos. Noé, Abraham, José, Moisés,
Josué, David y Jeremías son algunos testimonios reales de que alcanzar las
promesas del Señor y ver realizadas las metas no es el fruto de abrir y cerrar
los ojos, sino que en muchas ocasiones obedece a un proceso en el que avanzar,
así sea paso a paso, reviste particular importancia.
También
en la oración
La oración amerita que haya en nosotros
perseverancia. En cierta ocasión “Jesús les contó a sus discípulos una parábola para
mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse” (Lucas 18:1. Nueva Versión
Internacional). Y relata la
insistencia de una mujer viuda en procura de que un juez injusto fallara a su
favor. “Continuó
el Señor:<<Tengan en cuenta lo que dijo el juez injusto.¿Acaso Dios no
hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche?¿Se tardará mucho en
responderles?. Les digo que sí les hará justicia y sin demora”(versículos del 6
al 8).
Hay otro texto que vale la pena considerar. Se
encuentra en el Evangelio de Mateo. Fue una enseñanza que compartió el Señor
Jesús en el llamado “Sermón del Monte”. Él les dijo: “Pidan, y se les dará; busquen, y
encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que
busca, encuentra; y al que llama, se le abre”(Mateo 7:7, 8. Nueva Versión
Internacional).
De acuerdo con el principio que reveló a sus
seguidores el Hijo de Dios, hay tres elementos que son claves cuando oramos: a.- Pedir b.- Buscar c.- Llamar.
Está implícita la perseverancia. El asunto no es orar un día y dejar el asunto
para después. Eso sería desistir. Lo fundamental es persistir. Si lo
hacemos, tenemos asegurada la respuesta.
Dios responde con poder a nuestras oraciones |
¿Qué debemos
hacer para que se produzca una respuesta?
Toda persona anhela que Dios responda a sus
oraciones; de lo contrario, no se tomarían el trabajo de elevar sus peticiones
delante del Padre. La respuesta se produce como consecuencia de cuatro aspectos
de suma importancia:
El primero, que exista una motivación específica
que puede partir de una necesidad tal como lo hallamos en Mateo 7:9 y 10. El
segundo, si clamamos Dios responde porque es un Padre amoroso para con sus
hijos. “Pues
si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más
su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!”(versículo
11).
El tercer elemento estriba en la importancia de que
orar vaya acompañado de dos actitudes: Creer y Perseverar.
¿Por qué demora
Dios la respuesta a nuestras oraciones?
Usted y yo tenemos libertad de clamar porque
tenemos acceso al trono celestial. En las Escrituras leemos una premisa del
autor de la carta a los Hebreos: “Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia
para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que
más la necesitamos”(Hebreos 4:16. Nueva Versión Internacional).
Sobre esta premisa, tenemos la certeza de que Él
nos atenderá y podemos ir a su presencia cuantas veces sea necesario.
Ahora, una pregunta apenas natural: ¿Por qué demora
Dios la respuesta a nuestras oraciones? Hay por lo menos cuatro razones que
comparto con ustedes. La primera, para probar nuestra sinceridad; la segunda,
para probar nuestra fe (fortalecernos); la tercera, porque albergamos pecado:
rebelión, amargura, falta de perdón, desobediencia etc., y la cuarta, para
enseñarnos a perseverar hasta el tiempo perfecto de Dios en el cual se produce
la respuesta.
Es probable que dejemos de orar porque, de un lado
no hemos aprendido el valor de la perseverancia; nos encontramos tan “ocupados”
en las cosas del reino de Dios que pocas veces entramos en contacto con el “Jefe
Supremo”, y además, no estamos dispuestos a dejar que el Señor trate con
nosotros. ¿Cuál de esas circunstancias ha tocado a su puerta? Es hora de hacer
una revisión juiciosa y proceder a aplicar los cambios pertinentes.
No permita jamás que el enemigo de los cristianos,
Satanás, le haga sentir indigno de ir a la presencia de Dios en oración;
tampoco deje que siembre dudas en su mente y rechace todo pensamiento de
distracción que traiga su corazón cuando está orando.
Recuerde siempre: el éxito de la oración estriba en
perseverar... Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirme a pastorfernandoalexis@gmail.com
o llamarme al (0057)317-4913705
© Fernando
Alexis Jiménez
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