Orar y creer a Dios va de la mano |
Por Fernando Alexis Jiménez
Si hay algo de lo
que hablamos mucho, leemos muchos libros pero, a la postre, no nos resulta
fácil definir, es de la fe. ¿Usted
podría definirla? Si no es así, le damos unas pistas: Es posible siempre y
cuando hayamos desarrollado intimidad con Dios.
Una de las inclinaciones naturales
nuestras es a creer sin racionalizar. Le pongo un ejemplo: Cuando usted toma el
control remoto del televisor, ¿se pregunta caso si funcionará o no? Por
supuesto que no. Usted simplemente obtura el botón indicado. Sabe que aparecerá
la imagen. Esa es fe natural.
También cuando
usted marca desde su teléfono celular. ¿Racionaliza acaso cómo operan las
redes, de qué manera viajan las ondas de sonido o si hay cobertura en el lugar
desde el que está llamando? Por supuesto que no. Usted simplemente marca y
espera que alguien al otro lado de la línea le responda.
La fe no se percibe solamente con
los cinco sentidos, sino desde el ámbito espiritual, porque la fe que obra
milagros, que transforma las circunstancias, que trae sanidad, es esencialmente
espiritual.
Dennis Bennet, el autor y
conferencista cristiano, escribió: “La fe
verdadera, la que proviene de Dios, es sobrenatural, es decir que trasciende
los sentidos naturales…. Todos iniciamos la carrera con una medida de fe igual,
pero algunos crecemos en fe mientras que otros no; todo depende de nosotros. Dios
tiene siempre una reserva para sus hijos; sus depósitos de fe para nosotros son
ilimitados y están a nuestra disposición” (Dennis Bennet. “El Espíritu Santo y
tu”. Editorial Vida. 1976. EE.UU. Pg. 143)
Conforme usted y yo desarrollamos
una vida de oración persistente, entramos en esa dimensión en la que conocemos
a Dios, nos llenamos de Él, comprendemos más Su voluntad para nosotros, y
experimentamos una vida de milagros. La oración y la fe deben ir siempre de la
mano.
Una medida de fe para cada uno
El apóstol Pablo
nos enseña en las Escrituras que Dios nos ha dado una medida de fe a cada uno
de nosotros: “Basado en el privilegio y la autoridad que Dios me ha dado, le advierto a cada
uno de ustedes lo siguiente: ninguno se crea mejor de lo que realmente es. Sean
realistas al evaluarse a ustedes mismos, háganlo según la medida de fe que Dios
les haya dado.”(Romanos 12.3. NTV)
La última línea es clara en hacer
esa apreciación. Pero ligado a ese concepto, en el sentido que todos nosotros
recibimos una medida de fe, es evidente que no debe quedarse estancada sino que
nuestro amado Padre celestial espera que crezca.
Hay
dos escenas de las Escrituras que comparto con usted. Una de ellas es cuando
invidentes le piden el milagro de ver. Relata el evangelista Marcos: “Entonces él les tocó los ojos y dijo: —Debido a su fe, así se
hará.”(Mateo 9:29. NTV)
Igualmente
leemos otras líneas que resultan sumamente reveladoras: ” Jesús
tomó al ciego de la mano y lo llevó fuera de la aldea. Luego escupió en los
ojos del hombre, puso sus manos sobre él y le preguntó: —¿Puedes ver algo ahora?”(Marcos 9:23. NTV)
Fe.
Un don, sin duda, que proviene del Señor, pero un don en el que usted y yo
estamos llamados a crecer. Esa es la razón por la que orar reviste mucha
importancia si deseamos llegar a nuevos niveles. Oración permanente y
perseverante.
Crecer
en la fe es un proceso en el que avanzamos progresivamente. Debemos eso sí,
perseverar. Orar aun cuando inicialmente haya asomos de duda. Seguir clamando.
Anidar en nuestro corazón la certeza de que—aquello que pedimos—ocurrirá algo
en respuesta.
La fe por encima de las
circunstancias
Cuando oramos
con fe, creyendo, dejando de lado toda duda, lo que pedimos ocurrirá. Es
necesario tener en cuenta que tal petición debe estar en consonancia con la
voluntad de Dios. Así lo enseñan las Escrituras.
La enseñanza es clara y la impartió
el Señor Jesús a sus discípulos y a nosotros hoy: “Entonces Jesús dijo a
los discípulos: —Tengan
fe en Dios. Les digo
la verdad, ustedes pueden decir a esta montaña: “Levántate y échate al mar”, y
sucederá; pero deben creer de verdad que ocurrirá y no tener ninguna duda en el
corazón.”(Marcos 11:22, 23. NTV)
Tenemos
la autoridad de Cristo, orar y que las cosas sucedan. Como los discípulos,
usted y yo tenemos esa autoridad. No lo olvide jamás (Cf. Mateo 10:8)
Otras
clases de fe
Hemos visto hasta el momento la fe que obra milagros y
trasciende la enfermedad, produciendo sanidad. Oramos para que lo imposible se haga posible.
La Palabra de Dios nos muestra además:
1.- La fe
que salva.- (Hechos 16:31; Hebreos 11:6; Efesios 2:8, 9)
2.- La fe
como un fruto del Espíritu (Gálatas 5:22; Juan 15:5)
Dios nos abastece de la fe necesaria y nos corresponde
responderle a ese don maravilloso que nos entrega. Lo logramos paso a paso,
cuando aprendemos a confiar en Él y nos vamos despojando de la autosuficiencia.
¡Es posible crecer en la fe y hoy es el día para dar ese paso.
Si no ha recibido a Jesús como Señor y
Salvador hoy es el día para que lo haga. Puedo asegurarle que no se
arrepentirá. ¡Jesucristo transformará su vida!
© Fernando Alexis Jiménez – Léanos en www.selecciondeestudiosbiblicos.org
y www.guerraespiritual.org
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