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Haga su mejor esfuerzo por edificar una familia sólida

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El diálogo es importante en la relación familiar

Por Fernando Alexis Jiménez
Como padres que procuramos fundamental una familia duradera, donde Dios gobierne y primen principios y valores, debemos asumir la disciplina de estudiar las Escrituras, aprender pautas de vida y orar.
            Es importante que diariamente tengamos un encuentro con el Señor, que procuremos escuchar Su Voz. También reviste especial significación tener acercamiento a las Escrituras, tomar apuntes de aquellos pasajes en los que Dios nos habla e interiorizar aquellos principios que enseñaremos a nuestros hijos. Es aconsejable desarrollar un plan sistemático de estudio de la Biblia.

            Si hay algo que nos llama poderosamente la atención, en donde sentimos que Dios nos habló, debemos meditar en ello y, una vez lo evidenciemos en nuestra forma de pensar y de actuar, aplicarlo en nuestra familia. Recuerde que somos ustedes y yo como padres, los primeros que debemos vivir la Palabra del Señor.
            Si Dios gobierna nuestra vida, si priman en nuestra existencia los valores y alrededor de ellos estamos edificando a nuestra familia, debemos tener en cuenta las siguientes consideraciones: Dedicar tiempo al cónyuge y a los hijos; demostrar el amor que les tenemos; mantener un compromiso hacia el hogar; darles –después de Dios—el lugar que les corresponde en nuestra vida (Cf. 1 Timoteo 5:8) y mantener con cada componente de la familia, una comunicación fluida.
            Cabe aquí considerar lo que nos enseña John Maxwell, el reconocido autor y conferencista: “Dios diseñó la familia para ser un “refugio” donde podemos experimentar intimidad y amor incondicional. Estamos para conocer y ser totalmente conocidos sin temor a ser rechazados. Así como un científico tiene un “laboratorio” en donde puede experimentar, la familia debe ser un lugar seguro para practicar el escuchar, el amar, el perdonar y el resolver conflictos; todo esto nos prepara para el mundo inseguro al que salimos cada día. En otras palabras, nuestro liderazgo espiritual y servicio comienzan en el hogar. Servimos ahí primeramente, y luego tendremos credibilidad para servir fuera del hogar. Una buena regla a seguir es: Si no funciona en el hogar, no lo aplique con los demás todavía…”(John Maxwell. Curso “Un millón de líderes”. Nivel 3. Organización Lidere. 2006. EE.UU. Pg. 11)
La familia es, ha sido y seguirá siendo una bendición. No es una carga. Todo lo contrario, además de refugio, es el espacio maravilloso en el que nuestro amado Dios nos permite crecer y tener un complemento para la realización plena.
            La Biblia nos brinda una instrucción muy clara respecto al hogar: “Los que traen problemas a su familia heredan el viento. El necio será sirviente del sabio.”(Proverbios 11:29. NTV)
            Es evidente que los problemas al interior de la familia no llegan solos. Obedecen a causas, muchas de ellas factores a los que contribuimos: Por no dedicarle tiempo al cónyuge y a los hijos; por no dialogar cuando surgen los problemas; por no escuchar las razones del otro… Y la lista puede ser muy prolongada. Hoy es el día para emprender el cambio y avanzar, junto con la familia, hacia nuevos niveles. Si no hemos recibido a Jesús como Señor y Salvador, es hora de tomar la decisión.

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