Dios nos creó con las potencialidades de vencedores |
Fernando Alexis Jiménez
La escena no pudo ser menos dramática. Ante el
fastuoso palacio de Faraón estaba Jacob. Los años se evidenciaban en su rostro
curtido y cruzado por arrugas, y por los pasos cortos que revelaban a un hombre
cansado.
Las
Escrituras relatan ese momento y lo que significó para quienes lo escucharon: “Y José trajo a su padre Jacob, y lo presentó al faraón. Y
Jacob bendijo a Faraón. "¿Cuántos años
tienes?" Faraón le preguntó. Jacob respondió: "He viajado por esta
tierra durante 130 años duros. Pero mi vida ha sido
corto en comparación con la vida de mis antepasados. " Entonces
Jacob bendijo a Faraón otra vez antes de salir de su corte.”(Génesis 47:7-10.
NVI)
Le
invito para que se traslade imaginariamente a ese instante. ¿Qué habría pensado
usted al escuchar a Jacob? En su criterio, ¿era un perdedor o un fracasado?
Este
pasaje de las Escrituras grafica lo que ocurre con infinidad de personas en
todo el mundo que consideran su vida como una sucesión de obstáculos que no han
podido sortear adecuadamente. Esa es la razón por la que atribuyen a los demás
lo que les ocurrió: “Si hubiese tenido
estudio”, “Si hubiese conseguido un trabajo bien remunerado”, “Mi Dios me
hubiese dado otra esposa”. Y la lista de pretextos para haberse movido
siempre en el nivel de estancamiento podría ser interminable.
¿Acaso
es usted ese tipo de personas? Probablemente. Considera que el fracaso se debe
fundamentalmente a las circunstancias que le rodearon. Es mucho más fácil
echarles la culpa de nuestra derrota a los demás, que asumir la
responsabilidad.
Si es
así, permítame decirle que está equivocado. Su triunfo o derrota no depende de
los demás. Usted tiene un papel muy importante en el proceso. Y el soporte
principal para dar pasos sólidos hacia la conquista de grandes metas y de la
realización plena, radica en movernos de la mano de Dios.
¿Qué determina
la diferencia entre ganador y perdedor?
Al referirse a lo que marca la diferencia entre un
ganador y un perdedor, el afamado conferencista, John Maxwell, anota: “¿Qué es lo que destaca a los vencedores?
¿Por qué algunas personas alcanzan alturas envidiables en tanto que otros caen
estrepitosamente? Usted sabe de qué estoy hablando. Llámelo suerte, bendición,
«el toque del rey Midas», o como quiera. Pero la verdad es que algunas personas
parecen alcanzar cosas increíbles a pesar de lo difíciles que parezcan: Su
compañía terminó entre el cinco por ciento de las de más ventas nacionalmente
pese a haber perdido los mejores clientes. Encontraron formas ingeniosas de
aumentar las ganancias de su departamento a pesar de la amenaza de recortes
presupuestarios. Ganaron un título universitario mientras criaban dos hijos
siendo padres que no tenían a más nadie que les ayudara. Descubrieron
extraordinarias oportunidades de negocio mientras sus colegas seguían buscando
sin hallar. O ganaron premio tras premio en su organización a pesar de lo que
parecía una anémica labor de equipo. No importa la clase de trabajo que hagan.
Dondequiera que estén, pareciera que con su sola presencia hacen realidad
cualquiera cosa.”(John Maxwell. “El lado positivo del fracaso”. Editorial
Caribe. EE.UU. 2013. Pg. 5)
Dios nos llamó a experimentar crecimiento permanente |
Es un
principio que aplica a su vida pero también al grado de influencia que usted
ejerce en su familia. Cuando dejamos que Dios renueve nuestro ser, nuestra
relación con la familia cambia—y ellos son el primer equipo de trabajo con el
que contamos--, las relaciones con otras personas mejoran, su perspectiva del
éxito y del fracaso será diferente porque abandonará el temor ante los hechos
imprevistos, y finalmente, esa disposición a ser un triunfador, terminará
ejerciendo influencia entre quienes le rodean.
Tome hoy una
decisión
Hoy es el día para hacer un alto en el camino y
revisar en qué ha fallado. En usted hay un potencial ganador. Basta que
reconozca que usted fue concebido para triunfar, y que prendidos de la mano de
Dios somos invencibles. Él y nosotros hacemos el mejor equipo. Decídase por
lograr lo mejor de la vida. Decídase
por el cambio. Decídase por avanzar a la realización plena.
El
primer y más grande paso es recibir a Jesucristo como Señor y Salvador, y el
segundo, caminar conforme a los principios que trazan las Escrituras. En ese
proceso, no deje de soñar. Siga conservando esos grandes anhelos. Sométalos en
manos de Dios (Salmo 37:3). Puedo asegurarle que no se arrepentirá.
Si no
ha recibido a Cristo como su Señor y Salvador, hoy es el día para que le abra
las puertas de su corazón. Le aseguro que no se arrepentirá. El Señor Jesús es
quien transforma nuestra vida. Si tiene alguna inquietud no dude en escribirnos
a webestudiosbiblicos@gmail.com
o llámenos al (0057)317-4913705
© Fernando Alexis Jiménez
CONSEJERIA
PASTORAL CLIC AQUÍ
LECCIONES
PARA CÉLULAS CLIC AQUÍ
ALTAR
FAMILIAR CLIC AQUÍ
DEVOCIONALES
DIARIOS CLIC AQUÍ
0 comentarios:
Publicar un comentario