Dios nos hace victoriosos cuando depositamos nuestra confianza en Él como familia |
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Fernando Alexis Jiménez
Carlos cerró la puerta
visiblemente disgustado. Iba de camino al trabajo, pero contrariado. Aquella
discusión con su esposa le hizo pensar que hablaban idiomas diferentes. Es
cierto, reaccionó con rabia; pero ella no colaboró mucho, porque también
vociferó. Mientras conducía el autor se preguntaba: ¿Por qué otras personas
pareciera que se entienden bien y nosotros cada diálogo que iniciamos termina
en discusión?
Este joven ejecutivo de informático no es el único que se
formula ese interrogante. Diariamente, a cada instante, millares de personas en
diferentes lugares del mundo se preguntan lo mismo.
George Wopdruff, alto directivo empresarial
norteamericano, se atrevió a ofrecer una perspectiva: “El éxito o el fracaso en el trabajo de construir familias sólidas es
esencialmente un asunto de relaciones humanas. Es algo que depende de la clase
de reacción que generamos entre nuestros parientes, clientes, empleados,
empleadores, compañeros de trabajo y asociados. Si esta reacción es favorable
tenemos gran probabilidad de éxito. Si la reacción es desfavorable estamos
perdidos. El pecado mortal en nuestras relaciones con las personas es que no
las valoramos.”
Los estudiosos coinciden en asegurar que mantener buenas
relaciones interpersonales, inicialmente en el hogar pero irradiando esa
condición a todo el círculo familiar, de amistades y compañeros de trabajo,
tiene al menos cinco fundamentos:
a.- Habilidad de
relacionarse con otras personas, prestándoles interés
b.- Decidirse a marcar la diferencia, construyendo vínculos
relacionales sólidos
c.- No romper el diálogo apenas se producen las primeras
fricciones
d.- Pasar por alto las ofensas, en la mayoría de los casos y de
ser posible
e.- Aprender a escuchar antes de responder o de hablar
Llevarnos bien con otras personas, hacer nuestro mejor
esfuerzo, es una de las actitudes transformadoras que Dios espera en nuestra
vida. El apóstol Pablo al respecto escribió: “Hagan todo lo posible por vivir en paz con todos.”(Romanos
12:18. NTV) Si me dice que no es fácil, le responderé que estoy
identificado con usted porque jamás lograremos el máximo potencial de buenas
relaciones con todos alrededor; al fin y al cabo hay a quienes no les caeremos
bien y por mucho que nos esforcemos, querrán hacernos la vida imposible. No obstante,
hay que dar pasos en esa dirección.
Recuerde, es necesario asumir con ayuda de Dios, un
cambio de actitud y enriquecerlo con disposición
de corazón, para avanzar en construir buenas relaciones así no encontremos
mucho eco, y en segundo lugar, inversión,
representada en invertir tiempo, afecto, comprensión y ayuda a las personas que
nos rodean.
El autor y conferencista internacional, John Maxwell,
escribe: “La mayoría de nosotros puede
darse cuenta de inmediato que está en presencia de una persona con “don de
gente”, Los individuos que tienen una capacidad excelente para relacionarse con
otros se conectan tan fácilmente con nosotros, nos hacen sentir bien y nos
elevan a un nivel más alto. Nuestra interacción con ella crea una experiencia
positiva que nos motiva a querer pasar más tiempo con ellos.”(John Maxwell. “Cómo
ganarse a la gente”. Grupo Editorial Nelson. 2006. EE.UU. Pg. 3)
No es en nuestras fuerzas sino con ayuda de Dios como
podemos romper paradigmas y cambiar los esquemas a los que desea amoldarnos el
mundo. La vida puede ser mejor si nos llevamos bien con aquellos que
interactuamos diariamente. Hoy es el día para tomar esa decisión, comenzando
por la relación con nuestro cónyuge e hijos.
Si aún no ha recibido a Jesús como su Señor y Salvador,
le animo para que lo haga. Hoy es el día para dar ese paso. Le aseguro que no
se arrepentirá… Él le abre las puertas a una nueva vida.
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Fernando Alexis Jiménez – Léanos en www.mensajerodelapalabra.com y www.selecciondeestudiosbiblicos.org
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