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Una vez más… ¿Cómo anda su familia?

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Es importante preguntarnos cómo anda la relación de familia

¿Cómo anda su familia? Tal vez la relación con su esposa, aquella mujer que lo conquistó en su juventud, se ha enfriado. ¿Y el trato con los hijos? Probablemente se tornó muy distante. Lleva tiempo sin cruzar palabra con ellos. Todo ha caído en un círculo sin fin en el que simplemente está sobreviviendo.
            Nunca está demás evaluar nuestra relación de pareja y con los hijos. Constituye para que todo vaya de verdad bien. ¿Considera justo que su existencia se circunscriba a trabajar, sostener una familia, descansar sábado y domingo y retornar a la misma rutina el lunes siguiente?

            ¿Lo ha tentado la posibilidad de tener una relación extra marital?¿Tal vez desea comprobase a sí mismo que todavía puede conquistar a una mujer?¿ha estado bebiendo últimamente sólo para pasar tiempo con los amigos?¿Siente desasosiego cuando termina la jornada laboral y no quisiera regresar a casa?
            ¿Qué decir de su profesión? Tal vez ha alcanzado una buena posición laboral y economía. ¿Le ha traído satisfacción? Probablemente no. Anheló siempre llegar a la cúspide de la montaña, pero comprobó que el llamado éxito no ha hecho otra cosa que dejarlo con los mismos vacíos en su mundo interior.
            El autor y motivador empresarial, Peter Drucker, hizo una excelente reflexión cuando escribió: “Éxito no necesariamente significa alcanzar algo que los de aquellos tiempos desconocían: logros, quizá como profesor de una universidad, como médico… en fin, todos aquellos trabajos en los cuales a principios de siglo no existían o eran tan pocas en número como para tener relevancia social.”(Peter Drucker en “Medio tiempo”. Editorial Vida. EE.UU. 2005. Pg. 13)
            Éxito en aquella época de comienzos del siglo pasado, que describe Drucker, era tener una familia sólida, ir los domingos a la iglesia y pasar las tardes reunidos, tomando los alimentos y con amigos. No era la lucha despiadada que vemos hoy día por llegar a la cima, arrasando con todo y todos a nuestro paso, para descubrir que en la cumbre no hay nada más que vacío…
            Si ha tomado tiempo para evaluar su vida, permítame felicitarlo. Es la mejor decisión que podemos tomar. No solo hoy sino siempre. Es necesario hacer un alto en el camino y examinar cómo anda nuestro mundo interior, la relación con el cónyuge, con los hijos y en los escenarios donde nos desenvolvemos socialmente.
            Piense por un instante que quizá hasta hoy se ha esforzado sin tener metas específicas. ¿Qué hacer después que se alcanza la realización profesional o se logra una pensión de jubilación?¿Qué sigue en el camino?
            Es aquí donde cobra particular vigencia una parábola del Señor Jesús, que produjo cambios a los oyentes—en su momento—y que ejerce un poder transformador en nuestros días:
            Más tarde ese mismo día, Jesús salió de la casa y se sentó junto al lago. Pronto se reunió una gran multitud alrededor de él, así que entró en una barca. Se sentó allí y enseñó mientras la gente estaba de pie en la orilla. Contó muchas historias en forma de parábola como la siguiente: «¡Escuchen! Un agricultor salió a sembrar. A medida que esparcía las semillas por el campo, algunas cayeron sobre el camino y los pájaros vinieron y se las comieron. Otras cayeron en tierra poco profunda con roca debajo de ella. Las semillas germinaron con rapidez porque la tierra era poco profunda; pero pronto las plantas se marchitaron bajo el calor del sol y, como no tenían raíces profundas, murieron. Otras semillas cayeron entre espinos, los cuales crecieron y ahogaron los brotes; pero otras semillas cayeron en tierra fértil, ¡y produjeron una cosecha que fue treinta, sesenta y hasta cien veces más numerosa de lo que se había sembrado! El que tenga oídos para oír, que escuche y entienda».”(Mateo 13:1-9. NTV)
            Sí, usted ha leído este pasaje muchas veces. Probablemente hasta lo tiene subrayado en su Biblia. No obstante, ¿qué efecto ha producido en su vida? Por favor, lea con detenimiento las últimas líneas de esta porción Escritural: “…pero otras semillas cayeron en tierra fértil, ¡y produjeron una cosecha que fue treinta, sesenta y hasta cien veces más numerosa de lo que se había sembrado!”
            Ah, sin duda encontró la clave del asunto: La semilla cayó en tierra fértil y produjo fruto abundante… Una cosecha cien veces mayor de la cantidad de semilla que se plantó…
            A partir de esta reflexión tome unos instantes para reflexionar: ¿Está dando lo mejor de su vida en la relación con su cónyuge?¿Está dando lo mejor de su vida en la relación con sus hijos?¿Está dando lo mejor de su vida en la relación con Dios?¿Está dando lo mejor de su vida en el trabajo?¿Está dando lo mejor de su vida al interactuar con otras personas?
            Por favor, tómese el tiempo que considere oportuno para evaluarse. Puedo asegurarle que es la mejor decisión que jamás pueda tomar. No siempre lo que hacemos está bien, aun cuando nosotros creamos que es lo mejor.
            Probablemente los enfrentamientos con su cónyuge o los roces con sus hijos ponen en evidencia que todo anda mal y es necesario imprimir cambios en su vida. Es tiempo de hacer un alto en el camino, reconocer que hemos fallado, admitir que no hemos dado lo mejor de nosotros en la relación familia, en nuestra relación con Dios y en todo cuanto hacemos…
            El mejor camino para experimentar cambios en nuestra vida y dar lo mejor de nosotros, es recibir a Jesucristo como el Señor y Salvador de nuestra vida. Hoy es el día para que lo haga. Por favor, tome la decisión. No se arrepentirá. Si tiene alguna inquietud, escríbanos por favor.
Léanos en www.mensajerodelapalabra.com y www.guerraespiritual.org 



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