Los sanos principios deben gobernar nuestra familia |
Por Fernando Alexis Jiménez
Si tomamos la decisión de
redefinir el concepto de liderazgo familiar, es necesario aplicar principios
que orienten al cónyuge y a los hijos, que les brinden seguridad, que les
ofrezcan la certeza de que sus inquietudes serán escuchadas y que nuevos
motivos de intranquilidad no solo serán escuchados sino también atendidas oportunamente.
En
familia todos se sirven mutuamente. Todos son valiosos. El apoyo de unos a
otros reviste importancia. Todos hacen parte de un engranaje. Si falta uno, la
maquinaria dejará de funcionar.
Piense
por un instante en el adolescente que llega preocupado
a casa. Tiene dificultades para realizar las operaciones de álgebra que está aprendiendo en el colegio. Su madre
está muy ocupada para prestarle
atención al muchacho, y el padre llega demasiado cansado al terminar su jornada, y se dedica a ver televisión. Al
final del año, el chico perdió las asignaturas. Hay enojo en casa, reclamos,
frases que hieren. ¿Podría haberse evitado el asunto? Sin duda que sí, cono
solo reconocer que los pequeños problemas
de nuestros hijos, también cuentan.
Imagine
la escena de un hogar en el que la esposa está tan rendida por las actividades,
que apenas tiene tiempo para recostar la cabeza en la almohada y disponerse a
descansar. El marido no presta mayor atención. Meses o quizá años después, los
dos se quejan del distanciamiento en las relaciones de pareja. ¿Pudo resolverse
a tiempo la situación? Por supuesto que sí, si hubiesen reconocido el valor de
lo que hace el otro. Sacar unos minutos para escucharse, para preguntar: “¿Cómo te fue hoy?”. Esas cuatro palabras
pueden marcar la diferencia.
Cada
instante cuenta. La sumatoria de los espacios de tiempo desperdiciados en el
hogar, se convierte en un problema gigantesco. Es necesario, por tanto, no
dejar de evaluarnos permanentemente para identificar qué podríamos mejorar en
la relación de familia.
El
apóstol Pablo escribió unas sabias líneas que aplican al hogar: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis,
no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los
días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la
voluntad del Señor.”(Efesios 5:15-17. NTV)
Redefinir
el liderazgo familiar está asociado, también, con el aprovechamiento del
tiempo. No dejar que pasen los días sin resolver los conflictos que terminan
siendo bolas de nieve que van creciendo hasta llegar el punto de tornarse
inmanejables.
El
autor John Piper aconseja: “... el
liderazgo del esposo debe ser armonioso, compasivo y tolerante. El esposo es
quien refleja la imagen de Cristo y la mujer es la esposa que refleja la imagen
de la iglesia. Confundir o desechar estas diferencias diseñadas por dios trae
como consecuencia más desilusión en la
relación de pareja, más divorcios y más devastación.” (John Piper. “Pacto
matrimonial”. Tyndale House Editores. 2009. EE. UU. Pg. Pg. 69)
El
liderazgo que ejercemos, que en muchos casos es necesario redefinir, no da
espacio para abusar, controlar o descuidar a la familia. Es un liderazgo que
debe incluir tres componentes: servicio, provisión y protección. ¡Es tiempo de
cambio en nuestro hogar!
Léanos en www.guerraespiritual.org
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