¿Crisis en el hogar? Someta los problemas a Dios en oración |
Fernando
Alexis Jiménez
Todos los seres humanos somos diferentes.
Tenemos una forma distinta de ver la vida, de reaccionar ante la vida
y, en cierta medida, de compartir la vida. ¿De dónde vienen
esas marcadas diferencias? Del entorno en el cual fuimos edificados. Un chico o
chica que provienen de una familia donde prevalecían los principios y valores,
lo reflejarán en su propia existencia cuando adulto. De igual manera, si
provienen de una familia disfuncional, tenderán a evidenciar el mismo patrón una vez conforman
su propio hogar.
Esa sola reflexión que aplica a la totalidad de
todos los que hemos contraído matrimonio, lleva a ser muy cuidadosos cuanto
tomamos la decisión de casarnos. No basta solo con estar muy “enamorados”,
inclinación que se convierte en una venda que colocamos sobre los errores de
nuestra pareja. Es esencial que seamos lo suficientemente sensatos para hacer
un análisis de los pro y de los contra. Aun cuando parezca difícil
es algo sencillo en la medida que evaluamos de dónde proviene esa persona, y si
constituyen el vivo reflejo de los errores que observó en su familia o si ha
cambiado.
En todo el proceso debe mediar la oración a
Dios. Él nos revela cuando le buscamos en oración, qué es lo que nos conviene y
qué no. Igual cuando escogemos una persona para compartir el resto de nuestra
vida.
Patrones
de comportamiento que se deben corregir
Un sicólogo al analizar el tema de la relación
de pareja enfatizaba que en sí, todo ser humano es muy complejo. ¿Qué razón hay
entonces de apresurarse para el matrimonio? Lo aconsejable es tomarse el tiempo
necesario para evaluar la persona de la que nos enamoramos, por la observación
cuidadosa así como en oración, pidiendo a Dios la guianza apropiada.
El apóstol Pablo escribiendo a los creyentes de
Corinto hizo esta sabia recomendación que aplica a nuestro tiempo: “No estéis unidos en yugo desigual con los
incrédulos, pues ¿qué asociación tienen la justicia y la iniquidad? ¿O qué
comunión la luz con las tinieblas?”(2 Corintios 6:14. La Biblia de Las
Américas)
¿Por qué somos complejos? Por nuestra forma de
pensar que se refleja en lo que hacemos. Pensamientos ligados a las acciones.
Cuando trasladamos esa realidad a la relación de parejas, encontramos las
diferencias de carácter, en percepciones, estilos y formas de asumir
situaciones complicadas o sencillas.
Es así como una persona que no sabe controlar la
ira, sin duda tornará difícil la vida en pareja. ¿Es posible seguir juntos? Por
supuesto que sí en la medida que la persona reconozca que ese patrón de
comportamiento es erróneo y debe corregirlo. En caso contrario, la solución
estriba en volvernos a Dios para que toque el corazón de nuestra pareja y
traiga los cambios necesarios en su forma de pensar y de actuar (Cf. Salmo
51:10; Jeremías 31:33, 34). Recuerde que nadie cambia a nadie, sólo Dios puede
hacerlo y el proceso se torna fácil cuando le buscamos en oración.
Salga
del estado de justificación para sus
errores en familia
El mayor problema de un ser humano es reconocer
que está fallando, y llegar al estado de justificación con lo malo que hace.
Quizá usted tiene un mal carácter o tal vez le gobiernan los temores. ¿Está
bien eso a nivel de la familia, teniendo en cuenta que su hogar es la viva
imagen de la influencia que ejerce en ellos?
Probablemente tienen dificultades para
relacionarse con su pareja. Los diálogos terminan en discusiones. ¿Ha pensado
seguir igual? Es tiempo de cambiar. Si se ha desilusionado porque ha deseado
experimentar transformaciones en su forma de pensar y de actuar, y considera
que resulta imposible y fácilmente se da por vencido, llegó el momento de
rendirse a Dios para que Él le ayude a experimentar cambios, esa modificación
en la vida que tanto anhela y que sólo puede operar el Señor en nuestra vida
como dicen las Escrituras: “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de
vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón
de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis
estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.”(Ezequiel 36:26,
27)
Una sugerencia es que usted como esposo o esposa
haga un listado de los errores que, reconoce, viene cometiendo y que son un
factor determinante en los conflictos que tiene en el matrimonio. Es esencial
que haga esa evaluación. Recuerde en el proceso de cambio no estamos solos,
Dios nos ayuda. Es una decisión que traerá beneficios a su vida y por supuesto
a su pareja y a sus hijos. No siga en el estado de justificación por sus
errores. Es hora de cambiar.
¿Hizo una lista de los problemas de la familia? Hoy debe hacerla |
No
pierda la amistad con su pareja
¿Cómo comenzó la relación con la persona que hoy
es nuestro cónyuge? Sin duda y si siguió el curso normal, me responderá de
manera contundente: con la amistad. Estamos de acuerdo. ¿Qué
pasó entonces hoy, cuando todo se volvió rutina en la relación de familia? Sin
duda dejamos que la amistad entrara a ocupar un segundo lugar en nuestra relación.
Al referirse a la amistad, el famoso teólogo y
autor británico, C.S. Lewis, dijo:
"Es cuando estamos haciendo algo juntos que la amistad surge - pintando,
navegando, orando, filosofando, y luchando hombro a hombro. Los amigos
miran en la misma dirección".
Es necesario recobrar esos diálogos exentos de
las prevenciones que quizá manejamos hoy como pareja. Puede ser fácil cuando
apartamos un tiempo especial para los dos, o cuando salimos a caminar tomados
de la mano, o quizá si vamos al supermercado y simplemente compramos un
refresco para tomarlo juntos en un lugar cercano.
Probablemente el carácter fuerte, las
diferencias, el mal manejo de los problemas juntos, nos han llevado al
distanciamiento. Hoy es el día para romper el distanciamiento. Si ese
distanciamiento fue el que vimos en nuestros padres, no podemos repetir ese
patrón en nuestra relación porque será el mismo comportamiento que asumirán
nuestros hijos cuando tengan su propio hogar.
Tenga en cuenta lo que anota el apóstol Pablo: “Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros
corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo
expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios
vivo; no en tablas de piedra, sino en
tablas de carne del corazón. ”(2 Corintios 3:2, 3)
Cartas leídas. Por favor, tome nota de la
profunda significación que encierra ese versículo. Nos debe llevar a revisar
cómo anda nuestro hogar, a evaluar que no podemos repetir los errores que vimos
en casa en nuestra niñez, adolescencia y juventud, y además, recobrar
principios tan elementales como la amistad con nuestra pareja. Hoy es el día
para emprender todo el proceso.
Si aún no ha recibido a Jesucristo en su corazón
como Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga porque prendidos de la
mano del Señor Jesús emprendemos el proceso de crecimiento personal y
espiritual que tanto hemos anhelado y necesitamos. Si tiene alguna inquietud,
no dude en escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com
©
Fernando Alexis Jiménez
0 comentarios:
Publicar un comentario