Debemos desarrollar intimidad con Dios a través de la oración |
Con frecuencia olvidamos que en
el ámbito espiritual tenemos a disposición tres fundamentos para la victoria:
la oración, el estudio sistemático de la Biblia y la fidelidad en seguir al
Señor Jesús. Ahora sin nos enfocamos específicamente en el tema de la oración,
¿Cuál es en sus propias
palabras el significado de orar?¿Qué significa para usted y para su vida la
oración?
Es
probable que tenga las ideas
preconcebidas que nos forjaron desde la iglesia
tradicional a la que asistía, en la cual orar era una concatenación de frases,
muchas veces sin mayor trascendencia para nosotros, conocidas como oraciones,
novenas y letanías. Al respecto el Señor Jesús fue muy claro en señalar: “Y orando, no uséis de vanas repeticiones, como los
gentiles, que piensan que por su palabrería, serán oídos. No os hagáis, pues,
semejante a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad,
antes que vosotros se lo pidáis.”(Mateo
6:7, 8).
El
autor cristiano, Watchman Nee, al abordar el asunto de por qué nuestras
oraciones carecen de trascendencia, escribió: “La oración verdadera hará que nos mezclemos completamente con Dios y
lleguemos a ser personas con dos elementos constitutivos: Dios unido al hombre.
De manera que cuando oramos, Dios ora a través nuestro, y nosotros oramos
conforme a Su voluntad. Cuando Él ora desde nuestro interior, expresamos las
oraciones adecuadamente. Él y nosotros somos uno, tanto interior como
exteriormente, y oramos al mismo tiempo. En ese momento Dios y nosotros no
podemos estar separados. Esto cumple el propósito de Dios y es la verdadera
oración que aprendemos en la Biblia.”(Citado en el libro: “Un hombre de
oración. LSM editores. 2001. EE.UU. Pg. 15)
El
primer paso entonces es determinar qué es oración para nosotros y si de verdad,
esa oración íntima con Dios, en la que nos adentramos en Su Presencia. He aquí
una descripción sencilla: “La oración es
un diálogo con nuestro amado Dios bajo la certeza de que Él nos escucha”.
Formúlese una pregunta: ¿Realmente deseo seguir los
pasos del Señor Jesús? Sin duda que sí. Una de sus motivaciones para la
victoria diaria es la oración, como lo fue en el tránsito terrenal de nuestro
amado Salvador. ¿Lo sabía? Es lo que aprendemos en las Escrituras: “En aquellos días se fue al monte a orar, y pasó la noche
orando a Dios. Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de
ellos, a los cuales llamó también apóstoles...”(Lucas 6:12, 13)
El texto nos enseña tres aspectos importantes:
1. La oración formaba parte fundamental de
las acciones diarias del Señor Jesús.
2. Pasaba largas horas delante de Dios el
Padre en oración.
3. No tomaba ninguna determinación—como
aquella de escoger a sus discípulos—sin antes orar.
Hasta tanto pasemos tiempo con el Señor, no
avanzaremos en nuestra vida espiritual. Orar es la entrada a esa intimidad con
nuestro amado Hacedor.
De
Ress Hwells, el famoso intercesor, cuenta su biógrafo: “Recuerdo
a un joven que le preguntó a Ress Howells:--“¿Cómo puede conocer usted la voz
de Dios?”. Él le respondió: “¿Conoce usted la voz de su madre?”. “Sí, por
supuesto”, respondió el joven. “Bien, es exactamente como yo puedo conocer su
voz; quien pasa tiempo cono Él, sabe identificar cuando habla.”.(Norman Grubb.
“Ress Howells, el Intercesor”. 2009. CLC, editores. EE.UU. Pg. 7)
Cada
día estamos llamados a crecer en todas las áreas de nuestra vida. Podemos lograrlo
si Cristo Jesús mora en nuestro corazón. Si todavía no le hemos abierto las
puertas de nuestra vida al Salvador, hoy es el día para que lo haga. Le aseguro
que no se arrepentirá.
© Fernando Alexis Jiménez
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