Dios nos asegura unidad y solidez en la familia |
Fernando Alexis Jiménez
En una reciente reunión
se quejaba una atribulada madre sobre el comportamiento de su hijo. Apenas
comenzó a involucrarse con nuevos amigos, fuera de su círculo de personas
creyentes, experimentó cambios: bebía licor, fumaba marihuana y—estaba
segura—había caído en fornicación. ¿Todavía
se puede hacer algo?
Le explicamos todos que
sí, que era posible hacer algo. Es un proceso que comienza con nuestra propia
transformación al rendirnos a Dios, y que prosigue toda la vida, al vivenciar
nuestra fe en Cristo llevando ejemplo al cónyuge y a los hijos. Es una forma de
vivir que necesariamente impacta y trae cambios a todos.