La Biblia nos enseña a pedir en el Nombre del Señor Jesús |
Fernando Alexis Jiménez
N
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ecesitaba un milagro. Que
Dios le sanara de cáncer. Los médicos no le daban mayores esperanzas. Y fue lo
que hizo Justine. Volvió su mirada a Jesucristo. Comenzó a pedirle. Primero con
algo de desgano, después con desesperación. No pasaba un instante sin que
trajera a su mente al Hijo de Dos. Padecía que Él hiciera algo especial. Y lo
hizo. Un mes después, cuando fue a cita con el especialista, le confirmaron que
el mal había desaparecido. Es más, le pidieron sacarse dos veces más, nuevos
exámenes. ¡Justine estaba sana!
Los cristianos podemos
pedir cualquier milagro, y ocurrirá. Nuestro amado Señor Jesús lo anunció: “Pueden pedir cualquier cosa en mi nombre, y
yo la haré, para que el Hijo le dé gloria al Padre.”(Juan
14:13. NTV)
Le ruego que evalúe
detenidamente el texto. El amado Salvador no pone límites. Lo dice: “Todo”. Basta que pidamos en Su Nombre. Y
si nos atenemos a que nos movemos en la voluntad de Dios, no hay límites para
obtener lo que pedimos. ¡Dios lo hará!
El asunto es que los
cristianos no recibimos más, porque sencillamente no pedimos. Nos resignamos a
todo cuanto nos ocurre. Nos parece que está bien. No hacemos lo más mínimo para
que las circunstancias cambien, a pesar de que el poder sobrenatural de Dios obra
a favor nuestro.
El poder que se desata al
creer en Dios, y pedir en el Nombre de Jesús cualquiera cosa que necesitemos,
lo describe mejor el autor y conferencista internacional, Don Gossete, cuando
escribe: “Fue por medio de una petición
de oración que me hicieron hace muchos años, que me pude a dar cuenta por
primera vez de la autoridad del nombre de Jesús. Se me había pedido que orara
por un niño que tenía tumores cerebrales y que había sido desahuciado y estaba
en la fase terminal, de acuerdo a como lo diagnosticaron los especialistas del
hospital Barnes, de San Luis, Missouri. Los padres trajeron este niño a Joplin,
Missouri, donde estaba ministrando en esa época. En el nombre de Jesús reprendí
esos tumores. No hubo cambio aparente inmediato. Sin embargo, cuando los padres
lo llevaron de nuevo al hospital, les informaron—para su sorpresa y gozo--, que
los tumores habían desaparecido. ¡No
quedaba ni rastro de los tumores!”(Don Gosset. “Avenida alabanza”.
Editorial Vida. Estados Unidos. 2002. Pg. 71)
Piense por un instante de
cuántos milagros se está perdiendo en su vida. No que Dios no quiera hacer esos
milagros, sino que usted no los ha pedido. Le recuerdo lo que enseña el Señor
Jesús: “Es cierto, pídanme cualquier cosa en mi
nombre, ¡y yo la haré!”(Juan 14:14. NTV)
El poder de Dios está
disponible para usted, ahora. Si se atreve a pedirlo, Él hará algo especial.
Usted podrá comprobarlo. Pida y recibirá de Dios.
¿Tiene temor de hacerlo?
Entonces hay una barrera, de incredulidad, que todavía opera en su vida. Quien
instiga estos temores es nuestro enemigo espiritual. Él quiere ponernos
obstáculos para que recibamos bendiciones. ¡Derríbelo! ¿De qué manera? Mediante
su fe en Dios. Puedo asegurarle que todo será diferente. El Señor Todopoderoso
quiere moverse en su vida.
Clamamos a Dios en la certeza de que Él responde con poder |
¿Tomamos la promesa en serio?
Nuestro Señor Jesús nos prometió
que si pedíamos al Padre en Su Nombre, como Hijo, veríamos oportunas respuestas
a nuestras oraciones. Lo más probable es que haya quienes tomen esta promesa
como algo figurado y no literal.
Recordemos que nuestro amado
Salvador reafirmó ese anuncio en otras dos ocasiones, como leemos en Juan 15:16
y Juan 16:23.
Pero algo más, le invito a
considerar lo que dice el Señor Jesús: «Si permanecéis
en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os
será hecho» (Juan 15:7).
Ahora, es evidente que todo
cuanto pedimos debe estar en la voluntad del Padre, pero también queda claro
que quizá no estamos pidiendo apropiadamente, que debemos pedir en el Nombre de
Jesús, como Él mismo nos lo enseñó. El mismo apóstol Juan escribió: «Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos
alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en
cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos
hecho» (1 Juan 5:14-15).
Por favor, tenga en cuenta una
vez más: oramos pero reclamando que—cuanto pedimos—esté en la voluntad de Dios,
y en segundo lugar, tener la certeza de que—si es en la voluntad de Dios--, lo
que pedimos ya está hecho en la dimensión
espiritual y debe manifestarse ahora en la dimensión física.
¿Por qué en el Nombre de Jesús?
La pregunta que con frecuencia, y
al leer estos textos, nos formulamos es: ¿Por qué en el Nombre de Jesús? Y la
respuesta es sencilla: Porque Jesús reafirmaba su Nombre y la validez de Su
obra delante del Padre. Somos sus discípulos, e hijos de Dios por la obra que
Él hizo. Y Él la dice al Padre: “Padre,
mira lo que está pidiendo uno de tus hijos”. Su papel es esencial porque
Él, nuestro amado Jesús, intercede por nosotros.
Permítame insistir en algo: el
Señor Jesús fue enfático en explicar que, como sus discípulos, recibiremos de
Él. Es un versículo que no podemos pasar por alto: “No
me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto
para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre,
él os lo dé. ”(Juan
15:16)
¿Usted es consciente que es un
solado de Jesús, que en su condición de discípulo le sigue a Él? Si es así,
resulta apenas natural que –si pedimos algo, en Su voluntad--, recibiremos. Él
no dejó muy claro cuando dijo: “En
aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre,
os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis,
para que vuestro gozo sea cumplido. ” (Juan 16:23, 24)
Es una certeza inamovible la que
debe acompañarnos: No hemos pedido todavía algo grande al Padre, pero además,
si pedimos en el Nombre de Jesús, recibiremos.
Piense por un instante en el
padre que ama a su hijo, y si ese hijo intercede por un amigo—quizá del barrio
o de la escuela—y usted sabe que es buen chico, ¿no le ayudaría? Dios el Padre
responde a las peticiones que elevemos en Su Presencia, en Nombre de Su Hijo
Jesús.
Si no lo ha hecho, acepte hoy a Jesús como tu Señor y
Salvador. No se arrepentirá. Si tiene alguna inquietud, escríbanos a webestudiosbiblicos@gmail.com o
llámenos al (0057)317-4913705
© Fernando Alexis
Jiménez
¿Divorcio? Está
fuera del plan para nuestra vida http://altarfamiliar.wordpress.com/2013/08/27/divorcio-fuera-del-plan-de-dios-para-nosotros/
Si Dios prometió, Dios lo cumplirá en su
vida http://devocionalesdiarios.wordpress.com/2013/08/27/el-cumplimiento-de-lo-que-dios-ha-prometido/
¿Está dando en su vida los frutos que Dios
espera? http://www.guerraespiritual.org/2013/08/dios-espera-que-demos-frutos-siempre.html
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