El propósito de Dios es ayudarnos a salir de las crisis |
Fernando
Alexis Jiménez
Un hombre de la antigüedad
marcó su generación. De él se dice que era un hombre íntegro, caminaba conforme
a la voluntad de Dios, y además, eliminó de todo el territorio sobre el que
gobernaba, los templos y las imágenes paganas a las que se rendía idolatría. “Será un buen rey en Judá”, comentaban
todos. Se referían al rey Ezequías (2 Reyes 18:1-5)
Cuando todo
iba bien, tropas del rey Senaquerib invadió 46 ciudades de su territorio y puso
los ejércitos enemigos alrededor de Jerusalén, donde residía Ezequías. La meta
era entrar en la capital del reino, someter a todos sus habitantes y llevarlos
presos a Asiria. El paso inicial era que le tributaran. Y Ezequías lo hizo: le
entregó los tesoros del templo de Dios. ¡Tremendo error! No podemos rendirnos
al enemigo porque el adversario siempre pedirá más! Igual ocurre con el pecado:
Si nos permitimos un solo desliz, pronto habremos incurrido en pecados mayores.
Cuando llegó
la crisis, porque era inminente la invasión del territorio, el rey Ezequías no
se dejó gobernar por la desesperación sino que acudió a Dios.
“Una
vez que los funcionarios del rey Ezequías le dieron a Isaías el mensaje del
rey, el profeta respondió: «Díganle a su amo: “Esto dice el Señor:
‘No te alteres por ese discurso blasfemo que han pronunciado contra mí los
mensajeros del rey de Asiria. ¡Escucha! Yo mismo actuaré en su contra, y
el rey recibirá un mensaje de que lo necesitan en su país. Así que volverá a su
tierra, donde haré que lo maten a filo de espada’”». (2 Reyes
19:5-7. NTV)
¿Está
enfrentando problemas? Nuestra recomendación es que vuelva su mirada a Dios. Él
desea ayudarle. Alábelo por la situación que está viviendo porque Él se
glorificará ayudándole a superar los problemas. El autor Andraé Corouch lo
explica de la siguiente manera: “… me
pregunto cuántos pudieron habar alcanzado alturas mayores, si hubieran
aprendido a remontarse por encima de sus derrotas por medio de la alabanza. El
secreto es sencillo, y hay algo inspirador en la respuesta a alabar y a
regocijarse todo el tiempo.”(Don Gosset. “Avenida alabanza”. Editorial Vida.
EE.UU. 1973. Pg. 6)
Dios desea que experimentemos vida plena, siempre |
No deje que
lo embargue la desesperación. Vuelva su mirada a Dios. Usted no está solo. El
Señor desea ayudarle en todas las circunstancias. La ruta a seguir es sencilla:
identifique el problema, sométalo a Dios, confíe en el Señor y espere en Él. La
respuesta vendrá.
El autor Don
Gosset lo explica de la siguiente manera: “He estado en toda clase de situaciones que no eran
muy propicias para alabar a Dios. Pero estoy tan convencido respecto del poder
de la alabanza cuando hay crisis, que muy pocas cosas me desconciertan ahora.” (Don Gosset. “Avenida alabanza”. Editorial
Vida. EE.UU. 1973. Pg. 10)
Las crisis tienen solución
Cuando el rey
Ezequías decidió confiar en Dios, Él escuchó sus oraciones y respondió con
poder, que es lo mismo que ocurrirá con nosotros si vamos a Él en oración.
Dice el texto
bíblico que: “Esa noche el ángel del Señor fue al
campamento asirio y mató a 185.000 soldados. Cuando los asirios que sobrevivieron
se despertaron a la mañana siguiente, encontraron cadáveres por todas partes. Entonces
Senaquerib, rey de Asiria, levantó campamento y regresó a su propia tierra.
Volvió a Nínive, la capital del reino, y allí se quedó. Cierto día, mientras
rendía culto en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramelec y Sarezer lo mataron a espada. Luego
escaparon a la tierra de Ararat, y otro de sus hijos, Esar-hadón, lo sucedió en
el trono de Asiria.”(2 Reyes 19:35-37. NTV)
Estoy seguro
que usted desea moverse en la dimensión sobrenatural de Dios. Todos lo
deseamos. Y hacerlo es posible cuando sometemos nuestros problemas y crisis en
manos de Dios. Él sabe cómo responder con poder a nuestro clamor. Y puedo
asegurarle: es nuestro adversario el que tendrá que salir huyendo. No somos
ustedes y yo, porque es Dios quien pelea
nuestras batallas.
Ser un
triunfador en Cristo es posible. El primer y más grande paso que debemos dar,
es entregar nuestra vida en manos del Señor Jesús. El segundo paso es movernos
en Él, ya que tomados de Su mano poderosa, emprendemos el maravilloso camino
hacia el crecimiento personal y espiritual que tanto hemos deseado… ¡Hoy es el
día de tomar la decisión!
© Fernando Alexis
Jiménez
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