Dios desea que profundicemos en la oración |
Fernando Alexis Jiménez
Cuando comenzamos a desarrollar intimidad con
Dios, avanzamos significativamente en el proceso de orar y tener comunicación
con Él. Es un nivel al que todos deseamos llegar. ¿Se logra rápidamente? El
interrogante tiene dos respuestas: La primera que sí es posible, y la segunda,
que esa posibilidad está ligada al grado de dependencia que desarrollamos de
nuestro amado Padre celestial.
El apóstol Pablo, uno de los más grandes
discipuladores y apóstoles de todos los tiempos, lo describe en la carta que
dirige a los creyentes de Corinto: “¿Qué
pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré
con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.”( 1 Corintios 14:15
)
Observe cuidadosamente que hay dos
componentes en esta instrucción: La primera, orar en el espíritu—que es un
diálogo directo con Dios—y la segunda, que orar en ese grado de intimidad con
el Señor no nos exime de ser conscientes de lo que decimos.