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Edifique su familia a partir de principios y valores

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Nuestra responsabilidad: Velar por la familia,
por su bienestar

Por Fernando Alexis Jiménez

Cierta joven con la que hablé al término de una conferencia en la Universidad, me compartió su razón para no caer en la promiscuidad sexual como había acontecido con el resto de sus compañeros. “Mis padres me formaron en principios cristianos; por ese motivo tengo muy claro que no puedo ni debo ceder a mis deseos simplemente para obtener un placer momentáneo. Cuando decida la intimidad con alguien, ese alguien será mi esposo para siempre”, dijo.
                Puede que su posición no resultara muy popular en el campus universitario, pero puedo asegurarle que no solo le evitó muchos dolores de cabeza sino que se convierte en el primer paso para construir un matrimonio sólido.

                Sentar las bases de un hogar que permanezca en el tiempo, que logre superar los tropiezos y los embates de los desiertos que no faltan en la relación de pareja y con los hijos, parte de un fundamento: Alimentar la relación con principios y valores. Preceptos que nos ayudan a permanecer firmes en medio de una sociedad descompuesta como la nuestra.
                El Señor Jesús compartió con millares de personas y con nosotros hoy, una enseñanza que jamás pierde vigencia: “Todo el que escucha mi enseñanza y la sigue es sabio, como la persona que construye su casa sobre una roca sólida.  Aunque llueva a cántaros y suban las aguas de la inundación y los vientos golpeen contra esa casa, no se vendrá abajo porque está construida sobre un lecho de roca.  Sin embargo, el que oye mi enseñanza y no la obedece es un necio, como la persona que construye su casa sobre la arena. Cuando vengan las lluvias y lleguen las inundaciones y los vientos golpeen contra esa casa, se derrumbará con un gran estruendo».Cuando Jesús terminó de decir esas cosas, las multitudes quedaron asombradas de su enseñanza, porque lo hacía con verdadera autoridad, algo completamente diferente de lo que hacían los maestros de la ley religiosa.”(Mateo 7:24-27 NTV)
                Forjar una familia en principios y valores no es un proceso que se da de la noche a la mañana. Demanda tiempo y perseverancia. Los primeros llamados a asumir el compromiso de cambio, somos los esposos; transferimos—a partir del ejemplo—esa misma visión a nuestro cónyuge y vamos extendiendo a nuestros hijos la importancia de estar edificados en pautas claras, patrones de vida que interiorizamos y que terminan por afectar positivamente nuestra forma de pensar y de actuar. Si Dios ocupa el primer lugar, sin duda avanzaremos en la dirección correcta y aun cuando vengan dificultades, no temeremos porque vamos seguros, asidos de la mano del que Todo lo Puede.

Edificar la familia con principios y valores

Los principios y valores nos permiten cimentar una buena integración en la pareja pero también, en el esquema padres-hijos. Constituyen basamentos que permanecen en el tiempo, que resultan inamovibles aun cuando el mundo que nos rodea sea inmoral y legitime la violencia intrafamiliar, la separación ante la más leve señal de alarma y la promiscuidad sexual.
                Cito aquí lo que plantea el autor William Wuese, que resulta apropiado para nuestra reflexión: “Yo creo que el ser uno solo, en nuestra condición de pareja, es lo que hace tan especial el matrimonio. La relación matrimonial  debe ser un paralelismo que el Señor quiere con cada uno de nosotros: Una relación profunda e íntima en la que se comparten las emociones, puntos de vista, deseos y pensamientos mutuos.”(Bill Wuese. “23 minutos en el infierno”. 2006. Casa Creación. EE.UU. Pg. 52)
                En Dios, con ayuda de Dios y mediante la permanencia en Dios, nuestra vida cobra sentido. Cada instante vale la pena ser vivido. Las situaciones, por difíciles que parezcan, se pueden superar. No hay razón para temer, sino para avanzar hacia la victoria sobre toda situación cotidiana que salga al paso. Recuerde que el secreto estriba en darle a Dios el primer lugar, y el segundo paso: fundamentar nuestra familia en principios y valores.
                Si no ha recibido a Jesús como Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga. Puedo asegurarle que nuestro amado Salvador traerá cambio a su vida y a su familia…

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