Vende
pedazos de luna y asegura que no es estafador
Si atraviesa por un período de crisis, es tiempo de volver nuestra mirada al Señor Jesús para encontrar la salida del laberinto... |
Fernando
Alexis Jiménez
Dennis Hope se ha hecho rico vendiendo finca
raíz. Asegura que su negocio es legítimo y que las propiedades son suyas. ¿Cómo
ha venido amasando una fortuna? Vendiendo lotes en la luna, y para corroborar
la transacción, les envía a sus clientes las Escrituras de su nueva propiedad.
--Cuando
empecé, no me tomaban en serio. Hay quienes todavía no lo hacen. Pero mi
negocio es legítimo y las propiedades son mías—explica este vendedor por la
Internet.
Su empresa no es nueva. Este estadounidense lleva
más de 30 años vendiendo parcelas del satélite a través de su empresa Embajada
Lunar. Muchos le han creído ya que tiene más de 6 millones de compradores,
entre los que se encuentran los expresidentes Jimmy Carter y Ronald Reagan.
¿Cuánto cuesta un pedazo de luna? La módica suma
de 20 dólares, más el envío y un impuesto lunar. A cambio recibe la propiedad
de 4.000 metros cuadrados (más o menos media manzana).
Dennis Hope se ampara en el tratado aeroespacial
de 1967 de la ONU según el cual ninguna nación puede tener soberanía sobre los
cuerpos celestes, pero no menciona a personas naturales. Con esa normatividad
en la mano, registró como de su propiedad la luna en una Notaría de San
Francisco. ¡Es un documento legal! Y no contento con eso, también reclamó todos
los planetas del sistema solar, a excepción de la Tierra y el Sol.
Al tiempo que hay quien se cree propietario de
la luna y ofrece terrenos allí, curiosamente hay infinidad de personas que
compran su espacio. Se engaña quien
recama propiedad pero también los compradores.
Engañarse a sí mismo es uno de las inclinaciones
más comunes del ser humano. Está el marido que anda en infidelidad y se engaña
pensando que Dios comprende su situación y perdona su comportamiento adúltero
deliberado; se engaña el empleado que roba a la empresa y cree que no es más
grave que el gerente que hace transacciones ficticias; se engaña la esposa que
no respeta a su cónyuge y considera que agredirle verbalmente no es asunto
grave; se engaña el hijo que no respeta a sus padres pero espera ser bendecido
en todo cuanto emprende. Hay muchas formas de vivir engañados…
El apóstol Pablo fue claro cuando escribió que todo
cuanto sembramos, eso segaremos: “No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla;
pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará.”(Gálatas 6:7. La Biblia
de Las Américas)
Si estamos atravesando por un período de crisis es probable
que obedezca a una vida ajena a los principios de Dios. Finalmente cosechamos
lo que sembramos. No hay nada nuevo: simplemente estamos enfrentando las
consecuencias que desatan los errores, y es más: los pecados que cometemos aun
sabiendo que no está bien delante del Señor.
© Fernando Alexis Jiménez
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