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Señor comenzó a obrar en mí de una manera especial…

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Si tan solo nos atrevemos a creer,
Dios se manifiestará con
poder. Orar, creer y actuar, la ruta
para movernos en la dimensión
sobrenatural


Fernando Alexis Jiménez
E
l médico miró con detenimiento las placas radiográficas. Arrugó el ceño, se acomodó los lentes y se acercó a la lámpara para observar con mayor detenimiento.  Estaba preocupado. Carraspeó mientras repasaba mentalmente las palabras que utilizaría para mitigar el impacto de un anuncio desagradable:

--Luis, lamento decirlo pero células cancerosas han invadido el sesenta por ciento de su próstata; ¿cuánto lleva sin practicarse este examen—interrogó.

--A mis 62 años es la primera vez que pido este examen—admitió Luis Magín Álvarez, director de las Sociedades Bíblicas Unidas en Venezuela--. Para serle sincero, doctor, no creí que fuera necesario--.


Estaban en un consultorio del Centro Urológico de San Román, en la ciudad de Caracas.

--Temo que tendremos que operar de inmediato—advirtió el especialista poniendo particular énfasis a cada una de las palabras. Sabía de la actividad evangelística de su paciente y temía que desestimara la gravedad del asunto. Lo que temía, afloró.

--Doctor, tengo programado un viaje a los Estados Unidos junto con mi familia por espacio de tres meses. Tengo ya las reservas de los pasajes aéreos. Apenas regrese a Venezuela me operaría, si le parece bien. Aprovecharíamos  ese lapso para orar a Dios...—insinuó.

--Es riesgoso, pero está bien...—capituló el médico, preocupado por el avance del cáncer--. Nos vemos en cirugía apenas regrese--.

Sobra decir que durante estos noventa días oraron con intensidad. Estaban convencidos que,  si como lo anotan las Escrituras: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”(Hebreos 13.8), Él podía obrar. No cesaban de clamar. Su fe era inquebrantable.

Búsqueda de alternativas

De regreso al país, Luis Magín consultó otro especialista. Las nuevas placas revelaron que ¡Estaba sano! Dios había respondido a sus oraciones.

Esta sanidad de mi cuerpo ha revolucionado mi vida y mi fe. Desde el primer momento en que recibí la terrible noticia de mi enfermedad, con la consiguiente reacción de incredulidad, temor y dolor que una revelación así produce, el Señor comenzó a obrar en mí de una manera especial. Hubo mucha oración, meditación, reflexión... y lágrimas. Todo esto ha dado como resultado que ahora se que conozco a mi Salvador de una manera más profunda, y puedo vislumbrar con humildad y gratitud el propósito de esta enfermedad...”(Con base en testimonio publicado en la Revista La Biblia en las Américas, SBU. No. 3 de 2004, volumen 50, No. 270, Pag. 17).

Un Dios de milagros

Orar es la llave para que se
produzcan milagros en nuestra vida
El Dios en quien hemos creído es un Dios de poder y de milagros. El rey David escribió siglos atrás: “Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos. Me rodearon ligaduras de muerte, y torrentes de perversidad me atemorizaron. En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos”(Salmo 18:4, 6).

¿Qué aprendemos del texto? Primero, que en momentos cruciales de peligro y sufrimiento cuando no había salida humana posible a la crisis, el autor sagrado iba en búsqueda de respuesta proveniente del Creador; segundo, que la oración es el camino expedito para ir al Padre en procura de ayuda, y tercero, que Dios responde a nuestro clamor.

Es posible  que esté atravesando por una situación sumamente difícil: en su salud, con su economía, o quizá, en sus relaciones interpersonales.

¡No permita que lo derroten las circunstancias! El poder de Dios está por encima de los problemas.  Es hora de elevar oraciones antes que sumirnos en la tristeza y la desesperación. ¡Dios responderá con poder!

Basta que nos atrevamos a creer, a orar y movernos en esa dimensión sobrenatural a la que el Señor nos llama a experimentar. ¡Los milagros pueden ocurrir hoy en su vida!

Y a propósito de milagros, ¿ya recibió a Jesucristo como su Señor y Salvador? Hoy es el día para que lo haga. Prendidos de la mano del Señor Jesús emprendemos ese maravilloso camino hacia el crecimiento personal y espiritual.

No dudo que experimentará transformaciones en su existencia. Si le asalta alguna inquietud, escríbame ahora mismo a webestudiosbiblicos@gmail.com o llámenos al (0057)317-4913705

©  Fernando Alexis Jiménez


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