Dios nos concede el poder necesario para perdonar |
Fernando Alexis Jiménez
Los seres humanos tienen actitudes que no
podemos entender fácilmente. Todas, sin duda, producto del pecado. Satanás
utiliza a quienes están inmersos en una
situación de pecaminosidad para llevarles a los extremos. Domina sus
pensamientos y sus acciones, lo que sin duda ocurrió con su ex esposo.
Dios
le ama a usted y a su familia, pero como en el caso del sabio y paciente Job,
circunstancias totalmente ajenas a su voluntad, buscaron robarle la paz.
Dios
comprende su deseo de servirle y serle fiel. La Biblia anota que “...sol y escudo
es Jehová Dios; Gracia y gloria dará Jehová, no quitará el bien a los que andan
en integridad. Jehová de los ejércitos, dichoso el hombre que en ti
confía”(Salmo 84:11, 12)
Él
quiere lo mejor para nosotros, pero insisto, hay quienes movidos por la maldad,
ponen tropiezo a los planes divinos.
Hay
un incidente que arroja luces a este respecto y que leemos en el evangelio de
Marcos: “Y
comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y
ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los
escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días. Esto les decía
claramente. Entonces Pedro le tomó
aparte y comenzó a reconvenirle. Pero él, volviéndose y mirando a los
discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate de delante de mi, Satanás! Porque
no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.”(Marcos
8:31-33. Cf. Lucas 22:3, 4)
Satanás
está a la zaga. Busca el más mínimo
descuido para atacar a creyentes fieles, como sin duda lo es usted.
¿Por qué
se nos dificulta perdonar?
Es apenas comprensible que perdonar cuando
hemos sido duramente ofendidos por nuestro cónyuge o alguien muy cercano—no es
fácil. Solamente Dios puede colocar en nosotros esa capacidad de
perdonar, aún a aquellos que deliberadamente nos están causando dolor y daño
físico.
Al
explicar la importancia de perdonar las ofensas como paso para el crecimiento
en todas las áreas de nuestra vida, el autor y motivador mundial, Chris
Gardner, escribe: “Perdonar es
importante. Hasta que no hagamos algo respecto al equipaje de los dolores por
el mal que nos causaron, los resentimientos, y las distintas formas de enojo o
de culpa que llevamos a cuestas para todas partes, estarán limitando nuestra
felicidad, la que debemos vivir hoy. De nuevo, cuando sentimientos fuertemente
que hemos estado equivocados, el perdón puede ser un peldaño para escalar.”(Chris
Gardner. “Comienza donde estás”. Editorial Taller del Éxito.2013. Colombia. Pg.
109)
En
la Biblia
leemos una escena dramática que trae enseñanzas prácticas para nosotros hoy.
Tras haber sido hallado culpable de predicar el evangelio de Jesucristo,
Esteban –uno de los diáconos del primer siglo—fue condenado a morir apedreado. “Y echándole
fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies
de un joven llamado Saulo. Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y
decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz:
Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió”(Hechos
7:58-60).
Dios nos
concede la fuerza para perdonar
¿Quién pudo concederle esa capacidad de
perdonar a quienes estaban lacerando su cuerpo con piedras? Dios. Él es quien
nos ofrece esa hermosa posibilidad, y no solo posibilidad sino poder para
hacerlo.
El
texto nos enseña que la voluntad divina es que en nosotros haya perdón, como a
su vez lo enseñó el Señor Jesucristo: “Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas
veces perdonaré a mi hermano que peque contra mi?¿Hasta siete? Jesús le dijo:
No te digo hasta siete, sino aún hasta setenta veces siete”(Mateo 18:21, 22)
¿Sólo
pudieron algunos perdonar? En absoluto. Todos tenemos—con ayuda de Dios—ese
poder. El apóstol Pablo escribió: “Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece.”(Filipenses 4:13)
Sométase
a Dios. Entréguele esa situación que trae dolor a su corazón. Debe quedar
sepultada en el pasado. El presente y el mañana están delante de usted. La
única forma de disfrutar lo que resta por vivir, sin rencores, es involucrando
a Dios en el problema. El perdón es necesario, y Él con su divino poder le
abrirá las puertas para perdonar.
Si
no ha recibido a Jesucristo en su corazón, hoy es el día para que lo haga.
Puedo asegurarle que no se arrepentirá. Prendidos de la mano de Jesucristo
llegamos siempre a nuevos niveles de crecimiento personal y espiritual. Ábrale
hoy las puertas de su corazón a Jesucristo. No se arrepentirá.
Léanos en www.mensajerodelapalabra.com y www.bosquejosparasermones.com
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